Negocios y RSE CLUBminero 26 de agosto de 2023

Los Azules sorprende con el draft de campamento new age

McEwen sueña con un habitat minero "de ciencia ficción" en San Juan

Entorno verde y natural. Un campamento minero nunca visto

FLAVIA SEVA / LOS ANDES

Es el que construirá el Proyecto Los Azules en torno a principios regenerativos y estará listo al quinto año de producción para albergar, en principio, a 1.000 trabajadores escalando al doble de ser necesario. Este diseño que la ubicará como la mina más ecológica del mundo costará U$S 193 millones, lo que equivale a construir dos campamentos y medio estándar.

Una imagen de esas películas futuristas que muestran cómo el hombre supo crear un entorno confortable adaptándose a las consecuencias del cambio climático y con la misión de ralentizar sus impactos, es lo que muchos pueden imaginar viendo las fotos del campamento minero que tiene el sello del arquitecto Jason McLennan, ni más ni menos que el fundador del estudio McLennan Design, líder mundial en desarrollo regenerativo y construcción ecológica, autor del Manifiesto de la Regeneración que asemeja los mandamientos que rigen una construcción desde el inicio al fin.

La propuesta para Los Azules
Demasiada imaginación o un excesivo consumo de cinematografía de ficción. Puede ser. Un campamento minero ubicado a más de 3.000 msnm, en plena Cordillera de los Andes, que será un pueblo de mil a dos mil habitantes que vivirán en una estructura diseñada como terrazas escalonadas orientadas hacia el sol con un gran supertecho semi circular que se usará para generar energía, captar agua y proporcionar acceso solar a la red verde interna. Un tranvía eléctrico para transportar a los trabajadores hasta la mina y un invernadero lleno de plantas que cultivan alimentos creando una biósfera -citando el borrador del proyecto-que nutrirá un exuberante ecosistema tropical. En las montañas calingastinas, quién lo diría. A esta postal, hay que sumarle algo clave: esto transcurrirá en una mina que producirá cátodos de cobre al menos por un cuarto de siglo. Será inédito, a nadie le cabe duda porque no hay antecedente en el mundo de algo como esto en la industria minera. Y es inevitable verle ese lado fantástico, porque lo asociado a un campamento minero, hoy por hoy en Argentina, son construcciones metálicas que parecen cajas en forma rectangular o como cubos que soportan las condiciones climáticas extremas.

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Los profesionales de McLennan Design la tienen clara y saben que lo primero que hay que hacer es entender el lugar (calidad del aire, características del paisaje, vegetación) y qué efecto tiene el clima (oscilaciones diurnas de la temperatura, humedad, lluvias, nevadas, dirección del viento). “Crear la mina más ecológica del mundo requerirá la colaboración y cooperación entre una amplia gama de expertos en múltiples campos, desde ingeniería, operaciones mineras, geología, logística y más. Lograr algo que nunca se ha hecho exigirá, más que nada, una forma diferente de pensar de todos los expertos reunidos”, postula el concepto de este proyecto de campamento que todavía no ha plasmado la ingeniería.


 McLennan y Michael Meding, líder de Los Azules, en plena observación de campo
 
Este estudio de arquitectura con chapa internacional que es contratado por celebrities como Leonardo Di Caprio, pero es ajeno al mundillo minero, recibió un encargo -y por qué no “el” desafío- de la empresa minera McEwen Copper para desarrollar el primer “Living Mining Camp” que, dicho en criollo, es el campamento ecológicamente restaurador en sus operaciones. Acá nadie está ignorando el impacto que una mina de esta magnitud puede ocasionar en el medio ambiente.

Este diseño sí está resaltando que es crucial pensar en cada paso del proceso minero para comprender los impactos y buscar soluciones regenerativas para cada uno de ellos. “Este no es un enfoque utópico de no tener impacto, porque esta mina tendrá enormes impactos. Se trata más bien de la naturaleza del impacto a través del tiempo y los resultados ambientales netos. Para Los Azules, el objetivo debería ser centrarse en una estrategia de descarbonización para que todos los equipos funcionen con electricidad y que la generación in situ, o fuera de las instalaciones, se produzca mediante un uso combinado de energía solar, eólica y pilas de combustible que funcionen con hidrógeno. El desafío será el almacenamiento necesario para superar la variabilidad de la generación de energía con energías renovables”, detalla el proyecto regenerativo.

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La automatización supone menos trabajadores, menos exposición de éstos a peligros, y si hay menos gente en un campamento se reduce el consumo de energía, el de alimentos y la respectiva producción y transporte de éstos. Esta visión regenerativa aplicada por primera vez a una mina de cobre incluso propone producir alimentos en la mina reutilizando agua mediante un sistema de circuito cerrado que integre tanto la agricultura acuapónica e hidropónica.

Suena redondo, siempre dentro del precepto de diseño regenerativo o “verdaderamente sostenible” -como también describe su plan McLennan-, más aún cuando es vendido cono típicamente la opción más económica. McEwen Copper quiere pasar a la historia por haber desarrollado la primera mina cuprífera del mundo bajo estos principios, pero incluso seducidos con la idea los ejecutivos afinaron el lápiz y sacaron la cuenta: producir cátodos de cobre en el año 2029 requiere un Capex, a valores de hoy, de unos US$ 2.500 millones y para el campamento permanente “Regeneración Diseño Verde” se destinará el 7,7% de ese monto. ¿Es poco o es mucho? El precio de montar un campamento estándar en la Cordillera ronda los US$ 78 millones -según cálculos de la compañía minera-, mientras que levantar uno regenerativo desde cero cuesta un 147% más caro, es decir US$ 193 millones. Los números indican la respuesta.

Pero atenti, es que de ese capex la empresa ya habrá gastado los 78 millones de dólares para el campamento inicial que podrá ocuparse después, si fuese necesario, para actividades de construcción en curso. La suma arroja US$ 271 millones, el equivalente al 10,8% del presupuesto total de inversión.


 McLennan en acción, sobrevolando la geografía de Calingasta.

Hasta el quinto año de producción, los mineros se hospedarán mientras en el campamento de construcción. Dejar terminado el nuevo y más sustentable llevará un año aproximadamente, estará ubicado casi pegado al que se usó para poner en marcha Los Azules y se irá ampliando de manera modular hasta alcanzar la capacidad de 2000 personas e incluso 2500.

PINTA COMO UN RESORT
Jason McLennan fue tentado para construir el campamento únicamente porque Los Azules proporcionará cobre y este metal es uno de los materiales valiosos para un mundo alimentado a partir de fuentes renovables. A tal punto llega su entusiasmo que pone la firma a que dicho campamento será el primero en el mundo que certificará los protocolos de construcción ecológica más estrictos que él mismo creó al momento de fundar el Instituto Internacional del Futuro Vivo (ILFI), y que la mina se convertirá en una atracción del turismo internacional.

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El diseño del campamento tendrá controles operables que permitirán sentir el calor del sol cuando se quiera y lo rechazará cuando sea necesario. Cada habitante del campamento minero tendrá vista al espacio verde, es decir al invernadero, y acceso al aire fresco, al sol y la luz. Además, podrá controlar las ventanas y sombras de su habitación para ajustarse a su óptimo confort térmico, acústico y visual. La idea de que cada residente tenga su propia habitación acústicamente privada es para que las perturbaciones del sueño asociadas con las interrupciones del ruido se reduzcan en gran medida. Al plantar vegetación densa en todo el campamento, los niveles de oxígeno en interiores aumentarán. Si bien el efecto será mínimo, la elevación del campamento estará por encima de la densidad óptima del aire, por lo que cada aumento de oxígeno mejorará la función cerebral y afectará positivamente el sueño.

LO CLÁSICO, EN EL OLVIDO
Así quedará el campamento modular clásico, el conocido hasta ahora en la minería argentina. En fin, claramente acá surge un gran interrogante y es ¿qué material usarán para construir este campamento regenerativo’ siendo que los módulos metálicos desaparecen de la escena. El modelo inicial que propuso McLennan tiene, al menos, dos opciones para considerar. Una es hacerlo con paja y la otra armando conjuntos Gavion. La primera es un método que utiliza subproductos agrícolas como aislamiento térmico y soporte estructural. Por ejemplo, un marco de madera puede ser integrado en la construcción de paja si se desecha. Una vez en su lugar, explica la propuesta, se aplica un yeso de barro a ambos lados para garantizar la conservación duradera y la resistencia al fuego de las pajillas. Al final de la vida útil del campamento, la paja se puede descomponer y compostar e integrar en el suelo para mejorar su salud.

La segunda alternativa es usar un material prácticamente ilimitado en Los Azules: las piedras. La construcción de gaviones tomará rocas de tamaño mediano del lugar y las convertirá en paredes enjauladas de fácil construcción llamadas muros de gaviones. “Al usar rocas que se encuentran en el sitio, podemos reducir drásticamente el potencial de calentamiento global al eliminar gran cantidad de concreto que tendría que ser extraído, fabricado y transportado. Cuando el campamento cierre, las jaulas de metal serán retiradas y reutilizadas o recicladas, dejando las rocas justo donde las encontramos”, detalla el proyecto.

ENTREVISTA
Jason McLennan, director de McLennan Design, “La minería, en su conjunto, necesita hacerlo mejor”

FLAVIA SEVA / LOS ANDES

En el campo de la arquitectura y el movimiento de construcción ecológica Jason McLennan es considerado uno de los más influyentes del mundo y fue contratado por la empresa McEwen Copper para hacer el diseño del campamento regenerativo que estará terminado al quinto año de la producción de cátodos de cobre. Autor de siete libros sobre sostenibilidad y diseño, dice que posiblemente la experiencia de Los Azules lo haga escribir el octavo cuando no esté tan ocupado.

-Citando su frase: “El cobre jugará un papel central superando nuestros legados industriales”, y considerando que al hablar de cobre aludimos a un mundo más verde ¿esto lo sedujo para aceptar la convocatoria de McEwen Copper?
-Conocí y me hice amigo de Rob McEwen (dueño de McEwen Mining) unos años antes, ya que es un filántropo importante en Canadá. Ayudó a fundar una nueva Escuela de Arquitectura en mi ciudad natal de Sudbury, Ontario. Entonces supe que Rob era un líder muy especial. Cuando me invitó para ayudar con Los Azules, me entusiasmó unirme porque es una oportunidad de producir el “cobre más verde” del mundo, que es lo que necesitamos para hacer la transición a un futuro renovable libre de combustibles fósiles.

-En su carrera ¿ha trabajado alguna vez en un proyecto similar?
-He tenido la gran oportunidad en mi carrera de trabajar en muchos proyectos que fueron revolucionarios en su industria. Por ejemplo, recientemente ayudé a crear el Estadio deportivo más ecológico del mundo en Seattle llamado Arena de compromiso climático. Me especializo en el desarrollo de soluciones listas para usar para arquitectura y sostenibilidad en muchos sectores. Entonces, los conceptos e ideas que estamos proponiendo no son necesariamente nuevos, pero son nuevos en la minería. Esta es la primera vez que aplicamos estas ideas a una mina de cobre en el mundo.

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-¿En este proyecto regenerativo, cómo se verá Los Azules al final de su vida útil?
-Creo que el verdadero éxito al final de la vida es dejar el sitio en igual o mejor estado ecológicamente que cuando lo encontramos. La idea de “no dejar rastro” es importante y que las estructuras y las cosas que construimos se pueden desarmar y usar en otro lugar. También espero que debido a este proyecto ayudemos a proporcionar recursos significativos que el mundo necesita para hacer la transición y abordar el cambio climático: los paneles solares, turbinas eólicas, baterías, computadoras y todos los autos eléctricos requieren cobre. Si tenemos éxito, el futuro es más brillante gracias a este proyecto.

-En su opinión, Los Azules no podría desarrollarse a tiempo sin este esquema de campamento regenerativo porque deberían demorarse los permisos. En la provincia de San Juan, los permisos se otorgaron a proyectos que no presentaban este diseño verde y están en evaluación proyectos mineros que no lo contemplan. ¿Qué conocimiento tiene de la industria minera mundial y, principalmente, de la Provincia de San Juan y Argentina?
- El arquitecto Jason McLennan, a la izquierda, en su primera y única visita al Proyecto Los Azules.
-Cada año se vuelve más difícil para las empresas mineras operar de manera insostenible y debería ser más difícil que se otorguen permisos sin que las empresas aborden los impactos del cambio climático y los impactos a la calidad del agua. Esperamos que nuestro proyecto ayude a establecer nuevos estándares y muestre una mejor manera de hacer minería en el mundo, que sea económica y ecológicamente exitosa. No podemos hablar de otros proyectos que han sido permitidos antes que el nuestro, pero en muchos lugares una historia ambiental positiva es clave para el desarrollo de una mina.

-Ampliando la pregunta anterior: dice que “es moralmente insostenible llevar a cabo una gran actividad industrial” sin cambios significativos. ¿Cuál es su observación de las operaciones mineras actuales en Argentina?
-No es mi trabajo criticar a otros en Argentina específicamente. Es nuestro trabajo proporcionar liderazgo y mostrar lo que es posible e inspirar a otros a dar pasos positivos para la industria minera. Mi creencia personal es que la minería en su conjunto necesita hacerlo mejor, para ser más eficiente energéticamente, para descarbonizar y dejar de usar combustibles fósiles, usar menos agua y salvaguardar la calidad del agua; y crear condiciones más saludables para sus mineros y las comunidades río abajo. Nosotros haremos eso. Cada industria importante en el mundo necesita cambiar lo más rápido posible, dado lo que estamos aprendiendo sobre los impactos del cambio climático.

-Según dice, crear el mundo más verde requerirá la colaboración y cooperación entre un amplio rango de expertos, en múltiples campos. ¿Cree difícil encontrar expertos en Argentina considerando que no hay precedentes?
-Argentina está llena de gente maravillosa, dedicada y talentosa. Ya hemos disfrutado trabajando con muchos que nos están ayudando a planificar un proyecto muy diferente. Creemos que juntos podemos llevar una experiencia global externa, así como experiencia local específica del lugar. Es una mezcla perfecta. Nuestra prioridad es encontrar experiencia dentro del país, y si eso no es posible, entonces traemos a expertos de afuera y conocimientos para que compartan y ayuden a desarrollar esa experiencia en el país a largo plazo.

-Su concepto es “soluciones simples, no complejas”. Pero el proyecto de campamento verde en la geografía que alberga Los Azules parece ser complejo. ¿Por qué no lo sería?
-Creemos que las mejores soluciones son las simples siempre que sea posible. El sol brilla, el viento sopla y podemos diseñar para trabajar dentro de un clima y una geografía si sabemos cómo aprovechar los recursos. Hemos estado haciendo trabajos de construcción ecológica durante tres décadas en otras industrias, muchas de las cuales usan mucha energía también. Necesitamos adaptar estas tecnologías y estrategias al sector minero ahora. La pregunta es buena porque algunas cosas son más complicadas que otras. Pero la idea es que nuestro proceso se basa en hacer las cosas más simples y menos complejas. como regla general.


En 3D: Ruptura con lo tradicional, es la propuesta de McLennan

-Usted dice que “la mina necesita considerar cómo su ubicación, operación y las perturbaciones físicas afectarán la salud de los humedales cercanos”. ¿Los Azules afectará los humedales durante la construcción y operación?
-Algunos humedales se verán afectados por la construcción de la mina. Esa es simplemente la realidad. Pero también protegeremos y mejoraremos los humedales que tradicionalmente se han visto afectados por el pastoreo excesivo de cabras traídas por pastores chilenos cercanos. Nuestra visión es crear nuevos humedales y preservar sustancialmente la calidad del agua del área. Todavía estamos en las etapas de planificación, pero la calidad del agua y la salud de los humedales son uno de nuestros objetivos centrales. Esta es la razón por la que la mina cambió su diseño y estamos priorizando el cuidado ambiental sobre la rentabilidad y apoyando el crecimiento y el progreso en Calingasta, San Juan y Argentina.

-¿Hay lugares similares en clima y geografía donde se han podido cultivar alimentos?
-La clave de nuestras ideas es utilizar estructuras de invernadero para crear microclimas que sean diferentes. Probaremos qué plantas y qué comunidades de las especies pueden prosperar juntas. Un buen amigo nuestro ha cultivado plátanos a gran altura en un invernadero bajo condiciones similares, y la NASA ha estado explorando el cultivo de alimentos en lugares mucho más duros por décadas. Algunas cosas funcionarán mejor que otras, pero nuestro objetivo es cultivar la mayor cantidad de alimentos posible para que haya vegetación fresca disponible todo el año.

-¿Cuál es la certificación que emitirá el ILFI, institución que usted creó, para Los Azules?
-Soy el creador del Living Building Challenge, ampliamente considerado el programa verde de construcción más progresista del mundo. Es administrado por el International Living Future Institute y es un estándar global para edificios e infraestructura. Se utiliza para certificar edificios, no operaciones mineras, por lo que usaremos otras métricas además de ésta. Muestra el nivel de compromiso que tenemos con la excelencia en todos los aspectos de Los Azules. La gente puede ver los estándares en www.living-future.org.

-¿Se podría suponer que este proyecto es uno de sus mayores retos? Teniendo en cuenta que creció en una pequeña ciudad minera al norte de Toronto, donde la minería del níquel devastó el paisaje.
-Sí, creo que Los Azules es uno de mis proyectos más importantes. Todos en mi equipo están entusiasmados con lo que creamos juntos y cómo ayudará al mundo.

-¿Los Azules daría los primeros pasos para que la industria minera haga, de una vez por todas, las paces con el medio ambiente?
-Eso espero. Creo que debemos hacer cambios como sociedad en todos los sentidos y sería maravilloso si la minería se convirtiera en algo mejor para el planeta. Es un sector muy importante de nuestras economías y fundamental para proporcionar los componentes básicos de tantas cosas que necesitamos. Imagínese si la minería se convirtiera en uno de los sectores más verdes de la economía.

-¿Qué lugar ocupa el diseño futurista en el que usted propone?
-Depende de qué visión del futuro mire. Me interesa el diseño futurista que muestra cómo la humanidad puede volverse una con el mundo natural. Ese es el único futuro.

-En Argentina, no hay turismo en las minas que están en operación. Usted sugiere que Los Azules atraería visitantes de todas partes el mundo ¿por qué sería la excepción?
-En primer lugar, Los Andes son hermosos y podremos brindar acceso y servicios a una parte de las montañas que otros no podían ver antes. En segundo lugar, nuestro campamento minero será diferente a los demás y exhibirá tecnologías de vanguardia. y sistemas verdes que la gente querrá visitar y estudiar. La seguridad será un enfoque clave, por supuesto, y los visitantes de la mina tendrán oportunidades claras y seguras para aprender sin interrumpir las actividades mineras.

-Califica el diseño del campamento Los Azules como moderno y que está inspirado en la ciencia ficción y la NASA “evocando sueños de viajes espaciales a colonias lunares y planetarias”. ¿No suena un poco poético y ficticio?
-¿Qué tiene de malo la poesía y la belleza a la hora de diseñar un proyecto importante? ¿Por qué la minería tiene que ser fea y poco interesante? Todo el mundo merece la consideración de un buen diseño.