El tratamiento en comisiones en el Senado de la Nación de la Ley Bases ha derivado en una contienda a varias puntas, que no sólo está comprometiendo los planes del gobierno nacional de cara al cronograma del Pacto de Mayo sino que también ha hecho saltar a la palestra tensiones soterradas con respecto a viejas pujas intersectoriales.
Estamos hablando, concretamente, de lo que ocurre con el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) que había pasado por Diputados en una forma casi pavimentada pero las últimas horas han demostrado un escenario nada pacífico en dos frentes: el de la arena política en clave legislativa y el de los gremios empresariales (que también tienen su traducción en viejas dinámicas argentinas). Las fuertes declaraciones de diversas membresías y referentes -UIA, ADIMRA, CAME, más los sellos del "empresariado nacional" vinculados a pymes, entre otros- auguran días calientes.
El novedoso escenario, que no debería sorprender, es mirado con preocupación por protagonistas del negocio minero en el país. El sector, desde empresas y cámaras, viene jugando fuerte en favor del RIGI y en muchos casos tal vez con una dialéctica exagerada, como si de su aprobación dependiese el futuro del siempre prometedor desarrollo minero.
¿Y ahora qué? Adiós ilusión de Javier, Karina, y siguen las firmas, de tener esta ley y esta herramienta para mostrar al capital que se ilusiona con una nueva Argentina. "Antes, habrá que negociar y no ser necios", decía a CLUBminero uno de los altos dirigentes de la minería en el país. Como otros de sus colegas decía haber tomado nota de las furibundas advertencias acerca de potenciales "industricidios" y traiciones a la tradición fabril de este país.
Cualquiera que conozca a los argentinos sabe que ésta no será ni la primera ni la última trifulca porque las pujas reemplazan, hace tiempo, a las acciones que conducen al crecimiento de una Nación. Ocurre que una porción no menor de los coros anti-RIGI de las últimas horas proviene de un sector primo-hermano mucho más rico y potente como son los servicios petroleros. En los hidrocarburos, el enfrentamiento ad hoc es notorio si se ve a YPF advirtiendo que naufragará sin el incentivo el joint con Petronas o a Alejandro Bulgheroni reclamando su sanción.
En la minería, excepto desde voces sindicales emparentadas con el peronismo, no se levantaron hasta ahora éstas polvaredas, pero la traslación de que una apertura sin frenos a las importaciones puede revivir la vieja antinomia de "acero o caramelos" amenazaba con corroer el poroteo en la cámara alta, que fue creciendo uno a uno con el aval y la seducción a los gobernadores.
La minería, que esta semana tuvo diversas celebraciones, una de ellas la de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), en Córdoba, está también más que inquieta por lo que puede ocasionar esta nueva gran discusión nacional en términos de prestigio y aceptación social. Una preocupación no menor es que la marca minería, como palanca de desarrollo y bienestar, pueda resultar dañada por estas desavenencias.
"Es increíble como vamos de una punta a la otra del péndulo y tenemos que encontrar consensos e inteligencias sin actitudes talibanes", decía otro veterano de las lides Estado vs. Inversión. "Desde afuera nos preguntan cuánto tiene de sólido este proceso de cambio y apertura económica, y la mejor respuesta es que estamos en un túnel y no sabemos cuántos vamos hacia allá y cuántos vienen de frente", cerraba el empresario.
Continuará...
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