Sabrina Pont: RIGI manía en la minería argentina

¡RIGI, RIGI, RIGI....! Sabrina Pont analiza pormenores del estímulo a que han solicitado las mineras al gobierno de Javier Milei.

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La semana minera en la Argentina volvió a girar en torno a cuatro letras que concentran anuncios, expectativas y promesas: RIGI. El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones se transformó en la llave que empresas y gobiernos exhiben, aunque todavía sin abrir ninguna puerta productiva.

El movimiento más fuerte lo dio Glencore, que sin anticipos ni campañas previas solicitó el régimen para dos de sus proyectos insignia: El Pachón, en San Juan, y MARA, en Catamarca. Difundido por las redes sociales del ministro de Economía Luis Caputo —hoy virtual vocero de las aprobaciones y rechazos del RIGI—, el anuncio incluyó cifras de impacto: US$ 13.000 millones de inversión en la próxima década, 10.000 empleos en construcción y 2.500 en operación.

La Argentina no produce cobre desde 2018, cuando cerró Alumbrera. Sin embargo, tiene en carpeta al menos media docena de proyectos que, si llegaran a desarrollarse, podrían exportar 2 millones de toneladas de cobre por más de US$ 20.000 millones anuales.

Tras el encuentro con Javier Milei, el CEO de Glencore Argentina, Martín Pérez de Solay, remarcó en el Council of the Americas que el pedido al RIGI es apenas un inicio. El Pachón, dijo, podría duplicar su capacidad, y en diez años la minera aspira a producir 1 millón de toneladas de cobre en el país. El planteo suena ambicioso, pero por ahora es apenas un papel presentado.

ANUNCIOS EN DOMINÓ

El pedido de Glencore se suma a una lista creciente:

 + Veladero (Barrick y Shandong Gold) anunció US$ 400 millones para sus fases 8 y 9, con 1,6 millones de onzas adicionales de oro. No se trata de una extensión de vida útil de la mina, sino de ampliación de producción.

 + Ganfeng Lithium, tras el rechazo a su RIGI para Mariana, presentó nuevas solicitudes con Lithium Argentina por US$ 2.000 millones en Pozuelos, Pastos Grandes y Sal de Puna.

 + En la sala de espera del RIGI figuran también Los Azules (US$ 2.000 millones), Gualcamayo/Carbonatos Profundos (US$ 665 millones) y Sal de Oro (más de US$ 1.000 millones).

 + Rio Tinto ya obtuvo en mayo la aprobación para Rincón (US$ 2.700 millones).

 + Y Vicuña, de BHP y Lundin, adelantó un pedido que rondaría los US$ 17.000 millones, aunque todavía debe definir su plan de desarrollo.

UN GRAN BIG BANG

El régimen ofrece a las empresas lo que más buscan: estabilidad fiscal por 30 años, menos impuestos, beneficios aduaneros y facilidades para girar utilidades. Para los gobiernos, en cambio, es una plataforma de discurso: señales a los mercados y mensajes a los votantes de que “las inversiones están en camino”.

La semántica del RIGI es amplia. Permite tanto proyectos avanzados como presentaciones preliminares, lo que abre la puerta a comunicados que construyen expectativas antes que producción real. Empresas y provincias se apuran a quedar en la foto de un régimen que promete, pero que hasta ahora sirve más para comprar tiempo que para mover la aguja productiva.

Por eso, el RIGI parece menos una política transformadora y más un modo anuncio. Una narrativa que deja a todos contentos en el presente, pero con un vacío en lo esencial: la falta de concreciones en el terreno.

Y allí aparece el anclaje político: el RIGI no solo funciona como alivio para las mineras, sino también como ensayo discursivo del gobierno libertario en clave electoral. Una puesta en escena donde las promesas de inversión se convierten en capital político, en una antesala de campaña que busca sostener expectativas aun cuando los resultados todavía no llegan.

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