Ricardo Alonso: El trabajo minero y su evolución
RICARDO ALONSO*
El trabajo en la minería ha evolucionado grandemente en los últimos siglos. En tiempos coloniales la principal minería era la vetiforme y metalífera, especialmente la de la plata. Los mineros bajaban al fondo de piques generalmente inundados y mal ventilados. Los socavones se hacían en la roca viva y en muy pocos tramos se fortificaba con enmaderamiento.
Ello daba lugar a desprendimientos que podían causar graves accidentes en los sectores sin entibado. Parte de la veta se usaba como puentes para sostener la propia estructura. Muchas veces esos ricos puentes tenían mucha ley en plata y eran explotados con lo cual podía ceder la roca de caja y aplastar a los que estaban allí trabajando. Los barreteros eran los mineros que con barretas y martillos iban perforando la roca para poner allí el explosivo y efectuar la voladura.
Para ello se usaba simplemente pólvora negra, una mezcla de azufre, nitrato de potasio y carbón vegetal. Los apiris eran los encargados de bajar al fondo de las minas por escaleras de madera verticales y subir el mineral a la superficie en capachos de cuero cargados a la espalda. Eran verdaderos superhombres dotados de una fortaleza física increíble que arriesgaban sus vidas tratando de sacar a la superficie la mayor cantidad de mineral.
Las escaleras muchas veces eran simples troncos con una entalladura para colocar el pie. Subían por una atmósfera casi irrespirable y mefítica. Salían del calor interior al gélido aire en un ambiente de hipoxia e hipobaria propio de las alturas andinas. Charles Darwin en Chile y Alexander von Humboldt en México se tomaron el trabajo de pesar los capachos de mineral y se llevaron una enorme sorpresa por las cargas que eran capaces de transportar aquellos apiris.
En las canchaminas se depositaba el mineral y las palliris eran las mujeres encargadas de seleccionarlo. El único trabajo posible para mujeres ya que junto con los curas tenían completamente prohibido el ingreso al interior mina. Manuel J. Castilla tiene una hermosa y sentida poesía sobre las palliris. En la vieja minería el mayor peso del trabajo recaía sobre los hombres y los animales. Salta exportaba en el siglo XVIII más de 50 mil mulas por año al Potosí para la extracción, metalurgia y amonedación de la plata.
Hasta hace pocas décadas la mayoría de la minería era artesanal y rústica.
Según el viajero colonial Concolocorvo, Salta era la mayor plaza de mulas del mundo y el epicentro estaba en Sumalao. Hasta hace pocas décadas la mayoría de la minería era artesanal y rústica, de pala, pico y carretilla. Los campamentos mineros eran casuchas sencillas al abrigo de las rocas. Los obreros mineros vestían sus propias ropas andinas. Los minerales más extraídos en el norte argentino eran no metalíferos como la sal y el borato de los salares, el vidrio volcánico perlita, las vetas de baritina, los mantos de ónix, las capas de diatomitas, a los que se sumaban rocas de aplicación como calizas, dolomitas, lajas, arcillas, yesos y áridos. Entre las pocas minas que tenían envergadura se encontraba la explotación de azufre de La Casualidad, la mina de bórax de Tincalayu, la mina de uranio Don Otto, las minas de plomo y plata de Concordia y La Poma en Salta, mientras que Jujuy contaba con las explotaciones de hierro de Zapla, de plomo, plata y zinc de Aguilar, de plomo y plata de Pan de Azúcar, de estaño y plata de Pirquitas, de oro aluvional de Rinconada, entre muchas otras. No existían el cuidado por el medio ambiente, ni la seguridad e higiene como hoy se lo entiende. Tampoco, convengamos, era una prioridad de cualquiera de las otras industrias. A medida que fue evolucionando la actividad la mayoría de los viejos oficios mineros desaparecieron. Aún subsisten algunos de ellos en la minería informal, pequeñas canteras o cuentapropistas que trabajan con bancos de rescate de minerales como en algunos países de la región.
Los minerales más extraídos en el norte argentino eran no metalíferos como la sal y el borato.
La nueva minería, tal como la define Dionisio Garzón Martínez, es: "Global, de alta tecnología, amigable con el medio ambiente, de alta gerencia para asegurar adecuadas rentabilidades y de economías de escala que permiten explotar grandes volúmenes de material mineralizado, aún de contenidos metálicos muy bajos e integrar las operaciones extractivas al circuito industrial." (Véase Garzón Martínez, D.J., 2012.
Minería boliviana: La gran incógnita. En: "Los Dilemas de la Minería" (pp. 73-136), Henry Oporto, Ed., Fundación Vicente Pazos Kanki, 233 p., La Paz). Las nuevas operaciones mineras son en su mayoría a cielo abierto para la explotación de minerales diseminados como las presentes en los llamados pórfidos de cobre y oro. Para ello se requiere de maquinarias que muevan grandes volúmenes de roca, desde topadoras y cargadoras hasta camiones fuera de ruta capaces de trasportar más de 300 toneladas de material. Muchos de esos equipos son operados por mujeres.
Las voladuras se hacen con explosivos especiales. El material rocoso mineralizado extraído de la mina se pasa por complejos sistemas de molienda hasta alcanzar el tamaño adecuado para su concentración y beneficio. En todas estas fases intervienen geólogos, ingenieros de múltiples especialidades, técnicos y obreros mineros que llevan paso a paso las distintas etapas hasta obtener el concentrado final, lingote metálico o producto comercial.
Cada mina tiene sus propias particularidades partiendo de la base de que no hay dos yacimientos iguales. El oro por ejemplo puede encontrarse diseminado en los pórfidos de cobre, en vetas de cuarzo o en placeres de aluviones. Y en cada caso tendrá su propio tipo de minería y de mineros. En las últimas décadas se incorporó la minería del litio a partir del uso de este elemento químico en baterías de dispositivos electrónicos (teléfonos celulares, computadoras portátiles, etcétera) y de automóviles eléctricos.
La minería del litio es muy singular porque el recurso no es una sal sólida sino un metal alcalino contenido en una salmuera. El litio no forma minerales evaporíticos como las otras sales de los salares, tales como el yeso, los boratos o la sal gema, sino que se encuentra como iones en las salmueras líquidas y en concentraciones de partes por millón.
La extracción de las salmueras por un lado, su concentración y su procesamiento para obtener las sales de litio, tales como el carbonato de litio, cloruro de litio, fosfato de litio y otras, requiere de numerosos profesionales y obreros mineros capacitados. Entre ellos se destacan los geólogos especializados en hidrogeología (hidrogeólogos) y los químicos.
En la minería en general han escalado temas que antes estaban invisibilizados o eran inexistentes. Entre ellos la seguridad e higiene que requiere de profesionales y técnicos capacitados para su aplicación en el área minera. Como se dijo, hace solo algunas décadas, los mineros y en especial los de la minería chica y artesanal, utilizaban sus propias vestimentas andinas para el trabajo. Solo en las minas de mayor tamaño recibían botas y cascos. En la actualidad hay toda una provisión de vestimenta adaptada al clima de la Puna y elementos varios de seguridad como guantes, antiparras, protectores auditivos, chalecos con bandas reflectoras, cascos, botines y botas especiales para cada situación, entre otros. Existen numerosos protocolos de seguridad que deben respetarse a rajatabla.
Tanto hacia adentro de la mina como en los traslados, retornos y los llamados "roster" o ciclos de subida y bajada. El alcohol y otras sustancias están absolutamente prohibidos y son causal de despido. En todas las operaciones mineras y especialmente las de mediana a gran envergadura se realiza la clasificación y disposición final de residuos. Hay un control exhaustivo de los efluentes líquidos, sólidos y gaseosos tanto en los campamentos como en las plantas de procesamiento.
El cuidado del medio ambiente no es declamativo sino que está controlado por ley. Hay un respeto irrestricto por la flora y la fauna de la región, así como también de los escasos recursos hídricos como vegas, bofedales y lagunas. Dado que cada mina de gran envergadura es una pequeña ciudad en sí misma, ellas requieren del concurso de todas las profesiones y oficios, los que deben adaptarse al uso y necesidades del rubro minero. La puesta en marcha de una gran operación minera, como Taca Taca en Salta, requerirá en una primera etapa de unos 4.000 operarios trabajando en la apertura del yacimiento.
Además del desarrollo de una enorme logística de infraestructura en campamentos, comunicaciones, rutas, ferrocarriles y energía. Todo ello representa mucho trabajo genuino y oportunidades para los habitantes de la Puna en particular y de Salta en general.
La nueva y moderna minería no tiene absolutamente nada que ver con los viejos estándares andinos e incorporó especialmente a la mujer y el cuidado responsable del medio ambiente. Para poder desarrollarse y alcanzar su plenitud requiere de seguridad jurídica y reglas de juego claras.