Rusia y OTAN preparan nueva guerra en el Ártico: el desafío a las reservas mundiales de petróleo y gas.

ENERGÍA21 de octubre de 2024 IL MESSAGGERO / CLUBMINERO

Radar sobre el horizonte en el Ártico ruso

El control de Rusia sobre las zonas árticas es cada vez más débil desde un punto de vista institucional, pero el Ministro de Asuntos Exteriores, Sergey Lavrov, ha declarado que está militarmente preparado para afrontar un conflicto con la OTAN en el Mar del Norte.

En febrero, Rusia suspendió los pagos anuales al Consejo Ártico, un foro intergubernamental de naciones árticas que se ocupa de cuestiones de las regiones del norte y los pueblos indígenas.

La suspensión de pagos se estableció después de que otros miembros del foro boicotearan la participación de Moscú por su invasión de Ucrania. Rusia está “totalmente preparada” para un conflicto con la OTAN en el Ártico, advirtió el ministro de Asuntos Exteriores del país. "Vemos que la OTAN intensifica los ejercicios relacionados con posibles crisis en el Ártico", dijo a los medios estatales rusos. "Nuestro país está dispuesto a defender sus intereses militar, políticamente y desde el punto de vista de las tecnologías de defensa", añadió.

Sus comentarios representan sólo la última de una serie de amenazas del Kremlin. Secuestro de drones, operaciones militares, ejercicios nucleares: en los últimos años se han producido muchas actividades potencialmente ofensivas, especialmente en las zonas del norte. Lavrov advirtió que “el Ártico no es territorio de la alianza del Atlántico Norte” y dijo que otros países no árticos, como China e India, tienen intereses allí. Uno de los principales diplomáticos de Moscú dijo el año pasado que Finlandia sería "la primera en sufrir" si estallara una guerra entre la OTAN y Rusia.

¿Por qué el Ártico?
Las transformaciones en el Ártico requieren un número cada vez mayor de operaciones de búsqueda y rescate (SAR) y una presencia militar y de fuerzas de seguridad cada vez mayor en la región. No sólo eso, la región ártica contiene más del 40% de todas las reservas de petróleo y gas del mundo. El cambio climático amplía las posibilidades que ofrece . El derretimiento del hielo permitiría explotar la zona para el comercio y favorecería nuevas exploraciones, hasta el punto de que, desde 2007, Rusia ha aumentado sus capacidades militares en la zona pero las intenciones del país están ligadas al enorme potencial de la región. Allá por 2017, antes del conflicto con Ucrania, Vladimir Putin declaró que el futuro de Rusia dependería de esta zona. La intención era afirmar la soberanía rusa sobre las aguas del Ártico. Con el regreso de Moscú a la escena internacional, se han reanudado las operaciones militares, especialmente aeronáuticas, para patrullar y sondear los territorios que se encuentran dentro del espacio aéreo de la OTAN. La renovación de antiguas bases militares y la construcción de nuevas infraestructuras por parte de Rusia en las zonas árticas son sólo algunas de las consecuencias de esta situación de tensión política.

El foco en la península de Kola.
El punto focal y centro de discordia entre las potencias es la península de Kola . La importancia geopolítica de esta región es fundamental y mantener el equilibrio entre los estados fronterizos es cada vez más complicado. Alrededor del 20% del PIB de Rusia se produce en el Ártico, y la península de Kola alberga dos tercios de las capacidades nucleares estratégicas de Rusia.

En general, la zona presenta una situación política crítica. Incluye territorios pertenecientes a ocho naciones: Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Canadá, Estados Unidos, Islandia y Rusia. Todos son miembros de la OTAN, excepto Rusia. Pero las operaciones de eslavos cuentan con el apoyo de su aliado China, que ha declarado que tiene intereses en las zonas del norte. Observador del Consejo Ártico desde 2013, publicó en 2018 una Estrategia Ártica, en la que declara el respeto del derecho internacional y la soberanía de los Estados árticos, pero también reivindica el derecho a la investigación científica, la navegación y el uso de submarinos en alta mar. Colaboró con Rusia invirtiendo en minas de Groenlandia y compartiendo proyectos para la construcción de Yamal LNG, la primera planta de gas natural licuado construida y operada en el entorno ártico. Al someter el gas a tratamientos de purificación y deshidratación, pasa luego a fases de enfriamiento y condensación. Ha participado en un 40% de estos proyectos con el único objetivo de sumarse a la carrera por convertirse en la mayor superpotencia del mundo.