Suele decirse que los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (en adelante ODS) de la Agenda 2030 que la Organización de las Naciones Unidas lanzó en 2015 son incuestionables y que nadie podría oponerse a ellos.
Puede ser. Lo que también es cierto es que su lectura despierta incredulidad y hasta mueve a ironía. ¿Cómo es que la Asamblea General de la ONU, que en casi 60 años no ha logrado por ejemplo con sus resoluciones que Gran Bretaña entable un diálogo con Argentina por la soberanía de Malvinas, pudo de pronto anunciar que, en menos que canta un gallo (15 años), erradicaría la pobreza y el hambre, y pondría al alcance de todos educación y salud de calidad, agua potable, infraestructura, energía, empleo, etc., etc.? ¡Y todo ello sin afectar el medio ambiente!
Esta es la lista de los 17 ODS: erradicación de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía limpia y no contaminante, trabajo decente y crecimiento económico, industria innovación e infraestructura, reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, producción y consumo responsables, acción por el clima, vida submarina, vida de ecosistemas terrestres, paz justicia e instituciones sólidas, alianzas para lograr los objetivos.