En la última década, la exploración y explotación del litio en Argentina se ha convertido en un tema central de debate. Esta actividad se ve como una fuente de esperanza para aliviar las restricciones económicas del país, pero también plantea desafíos críticos desde una perspectiva social y ambiental.
La explotación del litio, a pesar de sus beneficios económicos potenciales, plantea preguntas importantes. ¿Es sostenible a largo plazo? ¿El alivio de la restricción económica justifica los posibles daños sociales y ambientales?
Proponemos reflexionar estos interrogantes a la luz de la reciente exhortación apostólica del Papa Francisco, Laudate Deum. Este documento marca un hito en su preocupación por nuestra Casa Común, el cual resurge del trasfondo de una crisis socioambiental que no puede ser segmentada en compartimentos estancos, sino que debe ser entendida como una compleja red de interrelaciones y conexiones en el tapiz de la creación.
La exhortación papal funciona, en muchos aspectos, como una continuación y actualización de su bien conocida encíclica Laudato Si. Francisco nos dice: "Han transcurrido ocho años desde que publiqué la Carta encíclica Laudato Sí, en la cual quise compartir con todos ustedes, hermanas y hermanos de nuestro atribulado planeta, mis más profundas preocupaciones acerca del cuidado de la casa común. Con el paso del tiempo, observo que nuestras respuestas han sido insuficientes, mientras el mundo que nos acoge se desintegra y quizás se acerca a un punto de quiebre. Más allá de esta posibilidad, es innegable que los efectos del cambio climático afectarán cada vez más las vidas y familias de muchas personas. Sentiremos sus impactos en áreas como la salud, el empleo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, entre otros aspectos."
Estas palabras nos llevan a la pregunta de cuál debe ser el papel de Argentina en la explotación del litio, considerando el principio de sustentabilidad socioambiental ponderado por el Papa Francisco.
Es importante destacar que estas preguntas no son meros preámbulos a respuestas dogmáticas o sentencias irrevocables. Más bien, plantean un llamado a la reflexión y el diálogo, en consonancia con la invitación de Jorge Bergoglio (1995) a la comunidad de la Universidad del Salvador a “investigar, estudiar y crear más” con el fin de promover el cuidado de nuestra Casa Común y de nuestros hermanos y hermanas que la habitan.
El litio desempeña un papel crucial en la transición hacia una economía más sostenible y menos dependiente de los combustibles fósiles. Argentina, integrando el denominado triángulo del litio junto a Chile y Bolivia -y con sus vastos yacimientos-, está en el centro de la atención global.
Sin embargo, uno de los desafíos más apremiantes es la gestión de los recursos hídricos. La extracción del litio requiere grandes cantidades de agua, y estas explotaciones suelen encontrarse en zonas semiáridas que ya enfrentan problemas de escasez hídrica. Este conflicto potencial entre la explotación del litio y la disponibilidad de agua para las comunidades locales es un tema candente.
Además, a menudo conlleva el desplazamiento forzado de comunidades locales, lo que plantea cuestiones éticas y sociales relacionadas con la justicia y la equidad en la distribución de los beneficios económicos.
La explotación del litio en Argentina es un desafío complejo que requiere una reflexión profunda, un enfoque responsable y un diálogo con los principales actores en consonancia con lo establecido en Laudate Deum por el papa Francisco. La Argentina tiene la oportunidad de establecer un liderazgo en la transición hacia una minería de litio ética, beneficiando a su economía, pero sobre todo a las comunidades afectadas directamente y al conjunto de su población, protegiendo el ambiente, nuestra Casa Común de manera integral.