Daniel Jerez: el RIGI argentino vs. Chile

El ministro de Economía, Luis Caputo, eligió otra vez su cuenta de X para anunciar la aprobación de un nuevo RIGI minero y celebró la aprobación del Comité Evaluador como si se tratara de una decisión propia: esta vez, la novedad es que se trata de la incorporación de un proyecto de cobre, Los Azules, en Calingasta, provincia de San Juan, con una inversión de US$ 2.700 millones.

Pero más allá del anuncio, el interrogante central sigue siendo si el RIGI alcanza para mejorar la competitividad del país frente a sus vecinos. Según Daniel Jerez, geólogo y contador, incluso con el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones, la evaluación de proyectos mineros similares siguen arrojando un valor presente más atractivo bajo la tributación chilena. Según explicó, para el ejemplo que él desarrolla, el de una mina de oro mediana, el esquema argentino todavía luce menos atractivo que el chileno, incluso con los beneficios fiscales que promete con el RIGI.

En Chile, los proyectos cuentan con un sistema de regalías progresivas que se ajustan según la producción y la utilidad operativa. “Si un proyecto se ubica entre 12.000 y 50.000 toneladas métricas de cobre fino, se le aplica una tabla de alícuotas relativamente bajas, que crecen a medida que mejora el margen operativo”, detalló Jerez. Ese diseño, dijo, no acorta la vida útil de las minas ni obliga a subir artificialmente la ley de corte, lo que da más previsibilidad a los inversores.

A modo de ejemplo, Jerez analizó cómo cambia la evaluación de un proyecto cuando se modifica solo la variable tributaria. Tomó el caso de una mina de oro de escala media y calculó su valor actual neto en distintos escenarios, en una exposición que hizo en la última Argentina Mining Sur, en El Calafate, en Santa Cruz. Antes del RIGI, el mismo emprendimiento arrojaba un resultado neto de US$ 137 millones. Con la aplicación del nuevo régimen, ese número escala a US$ 255 millones, lo que supone casi duplicar la rentabilidad esperada. En paralelo, la tasa interna de retorno sube, con una recuperación más acelerada de la inversión.

El contraste aparece al mirar hacia los países vecinos. Bajo el esquema tributario de Chile, el mismo proyecto alcanza los US$ 268 millones, es decir, todavía más atractivo que en la Argentina con RIGI. Perú, por su parte, se mantiene en un punto intermedio entre ambos. “Esto muestra que, aún con RIGI, Chile sigue resultando más competitivo para un inversor en un proyecto de mediana minería”, señaló.

Asimismo, el consultor advirtió que la diferencia se profundiza en los proyectos más pequeños o marginales, donde el régimen chileno permite que iniciativas inviables en la Argentina puedan ponerse en marcha. “La tributación no solo define la vida de una mina: muchas veces condiciona su nacimiento”, resumió.

El tamaño importa

La diferencia es más marcada en la pequeña minería. Bajo la vieja Ley 24.196, muchos yacimientos marginales no llegaban siquiera a considerarse: “nacían muertos”, sintetizó. En su repaso, Jerez explicó, al comparar escenarios, que un proyecto de cobre de gran escala (más de 50.000 toneladas anuales de cobre fino) en Chile soporta una presión impositiva mayor que la Argentina con el RIGI. Perú, en tanto, se ubica en una posición intermedia entre Chile y el RIGI.

Jerez mostró que en un escenario más complicado: la reducción en un 20% de las leyes de mineral en el yacimiento. En Argentina, con la 24.196, el valor actual neto (VAN) se hace negativo, mientras que en Chile, Argentina con RIGI o en Perú, el VAN del proyecto sería de entre 70 y 90 millones. 

“El RIGI mejora notablemente frente al esquema anterior y acerca al país a la competitividad de Chile y Perú”, remarcó el especialista y concluyó que la discusión de fondo no es teórica: se trata de definir si la Argentina puede atraer capitales a proyectos similares a los que hoy operan en el país. “Antes del RIGI ya estábamos girando alrededor del tema de cómo atraer inversiones. El desafío sigue siendo el mismo: compararnos con países que compiten por los mismos dólares”, completó.

La paradoja de los impuestos

Jerez recordó el caso de Minera Alumbrera como ejemplo de cómo la presión fiscal puede acortar o extender la vida útil de un yacimiento. Según explicó, cuando en 2016 se eliminaron los derechos de exportación, la mina —que estaba prevista para cerrar en septiembre de 2017— logró prolongar su operación 17 meses más.

El cambio tributario permitió procesar mineral marginal que hasta entonces quedaba fuera de la planta por no ser rentable. Esa extensión generó un impacto concreto: US$ 500 millones en compras a proveedores nacionales y cerca de US$ 300 millones en impuestos adicionales, una recaudación superior a la que hubiera obtenido el Estado manteniendo las retenciones.

“Cuando bajás los impuestos, no solo se reducen las leyes de corte y se alargan las reservas explotables: en realidad terminás recaudando más”, señaló Jerez. El ejemplo de Alumbrera, agregó, se repitió en otros yacimientos como Cerro Vanguardia y San José, donde la reducción de la carga tributaria permitió incorporar material marginal y sostener la producción por más tiempo.