Boom Vaca Muerta: Las plantas de tratamiento están al límite
ENERGÍA16 de mayo de 2024 MEDIOS / CLUBMINEROEl auge de la producción petrolera en Vaca Muerta, la principal formación de petróleo y gas shale en Argentina, ha generado un aumento significativo en la cantidad de residuos peligrosos derivados de la perforación y fractura hidráulica. Entre 2022 y 2023, estos residuos crecieron un 35,2%, alcanzando 1.022.290 metros cúbicos el año pasado, según datos oficiales de la Secretaría de Ambiente de Neuquén. Este incremento supera la capacidad de tratamiento actual, poniendo en riesgo el equilibrio ambiental de la región.
Los desechos derivados de la perforación y fractura hidráulica de los pozos de petróleo están creciendo a una mayor velocidad que la capacidad de las plantas de tratamiento existentes, según admitió el propio gobierno provincial y dan cuenta los datos oficiales de la Secretaría de Ambiente de Neuquén.
La provincia es epicentro de la formación geológica Vaca Muerta y la producción diaria alcanza los 400 mil barriles de petróleo, con el objetivo del gobierno neuquino y la industria de llegar al millón de barriles en 2028. Todos los desechos van a predios especiales, donde son acumulados en enormes montículos, removidos con máquinas y tratados principalmente con hornos pirolíticos (aquellos cuya combustión no arroja gases contaminantes a la atmósfera) para disminuir el contenido de hidrocarburos, destacó Chequeado.
A través de un pedido de acceso a la información pública que realizó este medio a la Secretaría de Ambiente de Neuquén, dependiente del Ministerio de Energía y Recursos Naturales, se observa el crecimiento de los residuos en Vaca Muerta.
En la comparativa entre 2022 y 2023, el volumen de residuos considerados peligrosos que fue generado por la industria hidrocarburífera y luego distribuido a las diferentes plantas para su tratamiento creció un 35,2%. En número absolutos: se trataron en todo 2023 un total de 1.022.290 metros cúbicos (m3) de residuos -sumando los líquidos, semisólidos y sólidos- contra 756.230 m3 en 2022.
La información toma esos años porque recién en 2021 la Disposición N° 326 de la Subsecretaría de Ambiente dispuso la obligatoriedad del uso del Manifiesto Electrónico de Residuos Especiales para todos los transportistas y operadores de residuos especiales.
A su vez, las operadoras petroleras -que informan oficialmente a través de declaraciones juradas- indicaron que generaron 993.265 m3 en 2023, dando un salto desde los 796.566 m3 del año anterior, es decir un 24,7%. Este dato da cuenta de una carrera entre la generación de las petroleras y el tratamiento de las plantas, quedando este último segmento al máximo de capacidad y convirtiéndose en un cuello de botella para la industria.
Distintos tipos de residuos y un último año a full
Los pozos horizontales característicos de Vaca Muerta tienen forma de “L”: la perforación en vertical llega hasta la roca a una profundidad de 2.000 a 3.000 metros (depende la zona, dado que la roca es irregular); y luego la tubería navega de forma lateral entre 2.500 y 3.000 metros de extensión (el récord es de 4300 metros).
Hay 2 tipos de residuos muy conocidos que vienen de cada pozo perforado: los recortes de perforación o cutting y el agua de producción o flowback. El primero son los trozos de roca y de insumos utilizados, como el gasoil, en todo el proceso de perforación y fracking (o fracturamiento hidráulico); el segundo es el agua que viene con los hidrocarburos y llega contaminada. Esta última tiene como disposición final los pozos sumideros.
De acuerdo con los datos de 2023, los residuos se presentan en 3 formas: líquidos, semisólidos y sólidos. Los primeros tuvieron un salto del 119,9% al comparar 2023 con 2022, un ítem que involucra al flowback, el agua que viene naturalmente con los hidrocarburos, y que tiene como destino los pozos sumideros, que pasó de 5.100 m3 a 72 mil m3 de un año a otro. Los semisólidos disminuyeron un 3,2% (tienen asociado algo de cutting); y los sólidos, entre ellos el cutting -el problema central de la industria en la actualidad-, aumentaron un 66%.
No son muchas las empresas tratadoras habilitadas que pueden observarse en Añelo. Compañía de Saneamiento y Recuperación de Materiales (Comarsa), Treater (que tiene una sociedad con otra firma, Veolia), Industria Argentina de Reciclado (Indarsa) y Servicios Ambientales de Neuquén (SAN) son las más grandes y a las que recurren las productoras de hidrocarburos. También están Ecopolo Argentina y TransEcológica.
Además, hay otras que pueden tratar residuos específicos -como aceites, lodos y otros más- que son menos voluminosos y que tienen una disposición final más simple.
Los materiales “peligrosos”
Los desechos son los que vienen de la roca de Vaca Muerta por el fracking junto con los insumos que se utilizan en el proceso de perforación, como los lodos, el agua y la arena. Eduardo Sosa, licenciado en Gestión Ambiental y ex secretario de Ambiente durante los primeros 2 años (2016 y 2017) del gobierno de Alfredo Cornejo (UCR) en Mendoza, remarcó que “los aditivos que vuelven con la perforación y el fracking tienen reactivos, son tóxicos para el ambiente, pueden ser inflamables e incluso hay algunos que pueden ser cancerígenos”.
Además, la vuelta a la superficie implica restos de Vaca Muerta y de otras formaciones geológicas con lodos, gasoil y aditivos. “Todo lo que emerge de la explotación es considerado residuo peligroso y de alto riesgo. La normativa, que es de los años 90, no contempla la escala de un megaproyecto como Vaca Muerta. Se quiere llegar al millón de barriles, pero falta un abordaje integral de los residuos y las emisiones atmosféricas”, respondió Sosa.
“Los residuos tienen materiales radiactivos, metales pesados y están acopiados a cielo abierto en montañas gigantescas que podemos ver”, manifestó Rafael Colombo, asesor legal de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, organización que denunció ante la justicia a la empresa Comarsa por supuestamente acopiar residuos especiales sin tratamiento y haberlos volcado al suelo, lo cual generaría peligro tanto para la salud pública como para el ambiente.
El plan neuquino
Ante la consulta de este medio, el secretario de Ambiente de Neuquén, Santiago Nogueira, consideró que existe un desbalance entre la generación de residuos y su tratamiento debido al crecimiento de la producción. “Impulsaremos un plan tendiente a mejorar la gestión de los residuos de la actividad hidrocarburífera. Dicho plan busca equilibrar la oferta y demanda de tratamiento al mismo tiempo que elevar sus estándares”, adelantó.
El plan de la cartera ambiental del gobierno de Rolando Figueroa (Comunidad) implica una mayor colaboración de las empresas generadoras para disponer in situ de la mayor parte del tratamiento, para evitar el colapso de las plantas y disminuir el riesgo por transporte de residuos en las rutas de Neuquén.
También revisarán los procesos validados en las plantas de disposición final, modernizando las técnicas y tecnologías; y, por último, señaló Nogueira, “pondremos un fuerte énfasis en promover el uso de tecnologías que permitan la recuperación y valorización de los residuos, de manera tal de asegurar una gestión adecuada como así también generar escenarios sostenibles”.
¿Reducir la “peligrosidad”?
La disposición final de los residuos petroleros es el relleno sanitario y en la previa se utiliza el tratamiento térmico, a través de hornos pirolíticos. El primer cuestionamiento, como ocurrió en el caso Comarsa de Neuquén, es el humo y los olores. También se utiliza la termomecánica, que es una fricción que provoca la desorción térmica del cutting.
Hay otras 2 tecnologías que no están en Neuquén. Una de ellas es la fisico-química, que es la oxidación y la centrifugación. Y después está la biorremediación, como las bacterias que comen hidrocarburos, pero la investigación y desarrollo a implementar tiene un costo alto, además de que se debe trabajar con especies autóctonas para que sean compatibles con las rocas, los hidrocarburos y el agua de la industria.
Pedro Brissio, licenciado en Saneamiento Ambiental y socio gerente de Confluencia Ambiente & Seguridad -una empresa neuquina dedicada a estudios, mediciones y seguridad ambiental-, resumió el contexto actual: “El tratamiento de los residuos asociados a la industria petrolera es una situación donde la capacidad instalada para tratamiento está topeada, está al límite, y la solución para cubrir esta sobredemanda de tratamiento es a través de los rellenos de seguridad”.
Para el experto, algunas empresas hicieron proyectos pilotos para reciclar el gasoil y el agua o incluso reutilizar tierra para los caminos internos. De hecho, actualmente AESA e YPF están trabajando en crear un ripio con el cutting para utilizar en un camino interno dentro de uno de los yacimientos donde trabajan.
Desde la Cámara Empresaria del Medio Ambiente (CEMA), que nuclea a empresas de tratamiento de residuos, su presidente Gabriel Valerga apuntó a la necesidad de agilizar las aprobaciones de nuevas plantas desde el Estado provincial y sus autoridades de aplicación. “Pedimos una mayor celeridad en los trámites de aprobación, liberación de lotes y otros temas administrativos. Y después ordenar el mercado, en cómo afrontar el crecimiento de las operaciones con el aumento de los volúmenes. La clave va a ser el diálogo entre autoridades, las empresas del sector y las tratadoras”, dijo.
Vaca Muerta es una de las promesas de desarrollo más importantes para la Argentina. De hecho, su crecimiento convirtió a Neuquén en la provincia con más producción de petróleo y gas del país y para este 2024 se esperan 9.050 millones de dólares en inversiones. A los “cuellos de botella” que afronta la industria para continuar su crecimiento, como la infraestructura, se le suma el desafío ambiental con plantas e inversiones que acompañen el rumbo de la zona y proteja a la población que vive en las distintas ciudades y pueblos que están sobre esa inmensa roca de 30 mil kilómetros cuadrados de extensión.
Comarsa, caso testigo
Esta compañía se instaló en 2014 en el parque industrial de la ciudad de Neuquén, en los primeros años de explotación de Vaca Muerta, y poco a poco fue creciendo a su alrededor una ocupación informal. Desde el comienzo de sus operaciones hubo manifestaciones públicas por los malos olores y humo negro que salía de sus hornos pirolíticos.
El Decreto provincial N° 2263/2015 obligó a este tipo de plantas a estar al menos a 8 kilómetros de los ejidos municipales o de los proyectos de urbanización. Así, la empresa mudó buena parte de sus instalaciones a Añelo, aunque la vieja planta quedó en la zona con montículos acumulados.
En febrero de este año, el fiscal jefe Maximiliano Breide Obeid y su equipo formularon cargos contra 2 directivos y un empleado de Comarsa que, teniendo a su cargo la operación de la planta de residuos peligrosos, simularon el tratamiento encargado por petroleras, simularon ganancias y repartieron dividendos, mientras continuaban acopiando los residuos peligrosos y poniendo en alerta a la población que vivía en los alrededores.
A la fecha, hay 210 mil metros cúbicos acopiados en el predio de la capital neuquina. Si bien Breide Obeid y su equipo solicitaron un embargo por US$ 7 millones a los 3 acusados, una reciente decisión del fuero penal la revocó porque, según la interpretación de 2 jueces contra 1 en el tribunal de impugnación, el monto del embargo sobrepasaba lo que establece el Código Procesal Penal neuquino.
Comarsa respondió institucionalmente las consultas acerca de la situación judicial y de su plan de acción en Añelo. Al respecto del primer punto, la compañía remarcó que todavía hay una etapa de investigación y la búsqueda de un delito y el esclarecimiento de las denuncias presentadas. No obstante, aclaró: “En la investigación, hoy no hay nada relacionado a contaminación. Hay cuestiones procesales jurídicas, pero no hay dentro de la causa un avance sobre contaminación de los recursos naturales o la afectación a la salud”.
La compañía fue creada en 2008 como recicladora de aceites y se convirtió en la primera planta de tratamiento de los residuos de Vaca Muerta. “Hemos trabajado en un plan de reducción de volúmenes y hasta probamos nuevas técnicas como la biorremediación -que se dificulta por el clima neuquino, el cual impide la reproducción de las bacterias durante los meses fríos-”, sostuvieron. Y apuntaron contra la burocracia, que tiene tiempos demasiado largos para autorizar la disposición final después de presentar los informes correspondientes al tratamiento adecuado.