“Extraerás cobre”: Relatos bíblicos y hallazgos reveladores

HUELLAS ARQUEOLÓGICAS DE FAENAS MINERAS Y METALÚRGICAS EN EL ISRAEL DE HOY

MINERÍA09 de abril de 2023 JW / CLUBminero
COBRE HISTORIA ISRAEL
Judea: Arqueología a full


El "tesoro de Nahal Mishmar" en una cueva en lo alto de un acantilado del Mar de Judea, junto al rollo de cobre del Mar Muerto ilustran la historia minera y metalúrgica desde el Rey Salomón hasta Cristo.
 
La colección descubierta en marzo de 1961 contenía más de cuatrocientos objetos, la mayoría de cobre.

Estaba escondida en una enorme grieta, envuelta en una estera de caña. Coronas, cetros, herramientas, armas y otros artículos. Un hallazgo de especial interés para los lectores de la Biblia, pues Génesis 4:22 habla de Tubal-caín, “forjador de toda clase de herramienta de cobre y de hierro”.

Hay muchos interrogantes sobre el tesoro de Nahal Mishmar: su descubrimiento demuestra que ya desde épocas muy antiguas se practicaba la extracción, el fundido y el vaciado de cobre en tierras bíblicas.

YACIMIENTOS DE COBRE EN LA TIERRA PROMETIDA
Cuando los israelitas se preparaban para entrar en la Tierra Prometida, Moisés les dijo: “De [sus] montañas extraerás cobre” (Deuteronomio 8:7-9). Los arqueólogos han descubierto varias minas y fundiciones en Israel y Jordania, como las de Timna, Khirbat en-Nahas y Feinan. ¿Qué revelan estos sitios?

En Feinan y Timna, el terreno está salpicado de minas poco profundas, de donde los mineros extrajeron cobre por lo menos durante dos mil años. Incluso hoy, los visitantes pueden ver rocas moteadas de verde —señal de que contienen cobre— esparcidas por doquier. En un principio, los mineros extrajeron cobre de las vetas más superficiales con herramientas de piedra. Pero al agotarse este cobre, cavaron pozos y túneles más profundos usando herramientas de metal. El libro bíblico de Job describe las labores de minería (Job 28:2-11). Se trataba de un trabajo muy duro. Tanto es así que entre los siglos III y V las autoridades romanas sentenciaban a los peores criminales a trabajar en las minas de cobre de Feinan.

Las enormes pilas de escoria localizadas en Khirbat en-Nahas (que significa “ruinas de cobre”) son señal de que allí se practicaba la fundición a gran escala. Los arqueólogos creen que la roca se traía de las minas cercanas, como Feinan y Timna.

El cobre se separaba de la roca en hornos de carbón que se calentaban con sopladores  hasta alcanzar 1.200 °C (2.200 °F), temperatura que se mantenía entre ocho y diez horas. Por lo general se necesitaban 5 kilos (11 libras) de roca para producir 1 kilo (2,2 libras) de lingotes de cobre, que se usaban para fabricar diversos objetos.

EL COBRE Y SUS USOS EN EL ANTIGUO ISRAEL
En el monte Sinaí, Jehová dio instrucciones específicas de que el cobre de la zona se usara para la fabricación del tabernáculo; más tarde, se siguió el mismo patrón en la construcción del templo (Éxodo, capítulo 27).

Es posible que los israelitas tuvieran conocimientos de metalurgia antes de llegar a Egipto o que los adquirieran allí. Fuera como fuera, al inicio del éxodo fueron capaces de fabricar un becerro de metal fundido y los muchos utensilios de cobre para el servicio del tabernáculo, como la fuente, las ollas, las sartenes, las palas y los tenedores (Éxodo 32:4).

Durante su viaje por el desierto, tal vez cerca de Punón - región rica en cobre que al parecer corresponde a la actual Feinan-, los israelitas se quejaron del maná y de la escasez de agua. Como castigo, Jehová les envió serpientes venenosas, y muchos murieron. Cuando se arrepintieron de su pecado, Moisés intercedió por ellos, de modo que Jehová le ordenó fabricar una serpiente de cobre y colocarla en lo alto de un poste. El relato dice: “Si una serpiente había mordido a un hombre, y él fijaba la vista en la serpiente de cobre, entonces se mantenía vivo” (Números 21:4-10; 33:43).

LAS MINAS DEL REY SALOMÓN
 Muchos elementos del templo de Jerusalén estaban hechos de cobre. El rey Salomón usó enormes cantidades de cobre para la construcción del templo de Jerusalén. Gran parte del material lo había conseguido su padre, el rey David, tras conquistar Siria (1 Crónicas 18:6-8). El mar, la enorme fuente que usaban los sacerdotes para lavarse, podía contener unos 66.000 litros (17.500 galones) de agua y debió de haber pesado 30 ton (1 Reyes 7:23-26, 44-46).

También estaban los dos pilares monumentales que flanqueaban la entrada del santuario del templo. Medían 8 metros (26 pies) de altura por 1,7 metros (5,6 pies) de diámetro; terminaban en capiteles de unos 2 metros (6,5 pies) de altura, eran huecos y tenían paredes de 7,5 centímetros (3 pulgadas) de espesor (1 Reyes 7:15, 16; 2 Crónicas 4:17). Sorprende pensar en la gran cantidad de cobre que se requirió tan solo para estos artefactos.

También la gente común usaba artículos de cobre. La Biblia habla de armas, grilletes, puertas e instrumentos musicales hechos de este material (1 Samuel 17:5, 6; 2 Reyes 25:7; 1 Crónicas 15:19; Salmo 107:16). J

Jesús habló de llevar monedas de cobre en la bolsa, y el apóstol Pablo mencionó a “Alejandro el calderero en cobre” (Mateo 10:9; 2 Timoteo 4:14).

A los arqueólogos e historiadores les quedan muchas preguntas por contestar sobre los objetos de cobre de tiempos bíblicos y, en particular, sobre el misterioso tesoro de Nahal Mishmar. Sin embargo, las Escrituras confirman este hecho: la tierra que heredaron los israelitas era realmente “una buena tierra”, y de sus montañas se extrajo mucho cobre (Deuteronomio 8:7-9).

LOS LEGENDARIOS ROLLOS DE COBRE DEL MAR MUERTO
El Rollo de Cobre es uno de los Manuscritos del Mar Muerto encontrados en Khirbet Qumrán, pero difiere significativamente. No es de cuero o papiro, está escrito en metal: cobre mezclado con, aproximadamente, un 1 % de estaño. A diferencia de los otros, este rollo no es una obra literaria, sino un listado de lugares de varios objetos de oro y plata están enterrados o escondidos. Está en el Museo Arqueológico de Amán, Jordania y fue valuado en US$ 1.000 millones.

Historia y origen
Dos rollos de cobre fueron encontrados en 1952 al fondo de la Cueva 3 de Qumrán. Este extraordinario hallazgo fue denominado como 3Q15, para indicar la cueva de su procedencia y el orden en que fue descubierto.

El metal estaba corroído, y no pudieron ser desenrollados por medios convencionales. El profesor H. Wright Baker, de la Facultad de Tecnología de Mánchester, Inglaterra, cortó las láminas en tiras. Entonces quedó claro que los rollos eran parte de un mismo documento. Se tomaron y publicaron fotografías de baja calidad de los rollos. Los estudiosos han encontrado difícil trabajar con ellas, y han dependido de copias del texto hechas por el estudioso Józef Milik y publicadas en 1962. Otro estudioso, John Marco Allegro, publicó su traducción en 1960. El rollo fue fotografiado en 1988 con precisión más clara, en un nuevo intento dirigido por P. Kyle McCarter, Jr.

Escritura inusual
La escritura es inusual, diferente de los otros rollos. Está escrito en un estilo similar al Mishná Hebreo. Hay una ortografía inusual, y la letra tiene los rasgos propios de alguien que escribe en cobre con un elemento punzante. También está la anomalía de que siete de los nombres de los lugares están seguidos por un grupo de tres o cuatro letras griegas. El texto es un listado de sesenta y cuatro lugares; sesenta y tres de los cuales guardan tesoros de oro y plata, que se estiman por toneladas. Al final de la lista se menciona un documento duplicado con detalles adicionales. Algunos estudiosos creen que este documento pudo ser el Rollo de Plata, un rollo que los arqueólogos aún están buscando en el desierto de Israel.

Los estudiosos mantienen que el texto fue tal vez copiado de un documento original por un escriba iletrado que no hablaba la lengua en la que los rollos fueron escritos. Quizás esto fue hecho así para que el secreto del contenido del texto fuera preservado. El escriba cometió un total de treinta errores o fallos en la copia del texto, fallos que alguien familiarizado con la lengua original no habría cometido.

Descifrar el listado es todo un desafío, ya que contiene nombres de ciudades y calles.

Hay controversia acerca de si la Cueva de las Cartas contenía uno de los tesoros enumerados y si los artefactos de este lugar habrán sido recuperados. Aunque el rollo fue, obviamente, hecho de una aleación de cobre para que durase, los lugares son mencionados para un lector que tuviese un estrecho conocimiento de las oscuras referencias, por ejemplo: «En la cisterna de irrigación de Shaveh, en la salida que hay allí, enterrados a once codos: 70 talentos de plata» (de la traducción de Allegro), o «En la cueva que está cerca de la fuente que pertenece a la Casa de Hakkoz, excavar seis codos. [Hay] seis barras de oro» (de la traducción de McCarter).

Conjeturas
El tesoro del rollo podría ser el tesoro del Templo de Jerusalén, presumiblemente, del Segundo Templo. El profesor McCarter identifica provisionalmente uno de los lugares, ubicado en la propiedad de la «Casa de Hakkoz», con la familia de Hakkoz, uno de los tesoreros del Templo reconstruido, el siguiente al retorno de Babilonia, como se detalla en los libros de Esdras y Nehemías, del Antiguo Testamento.

Las teorías sobre el origen y la existencia del tesoro fueron cuestionadas por Theodor H. Gaster
Primero: el tesoro podría pertenecer a la comunidad de Qumrán. La dificultad aquí está en que se supone que la comunidad era una hermandad ascética, con lo que no es compatible la posesión de un vasto tesoro.

Segundo: el tesoro podría ser el del Segundo Templo. Sin embargo, Gaster cita a Flavio Josefo quien establece que el tesoro principal del Templo todavía estaba en el edificio cuando los romanos lo derribaron, y también que otros textos de Qumrán son muy críticos con el clero del Templo como para haber trasladado sus tesoros a un lugar seguro.

Tercero: el tesoro podría ser el del Primer Templo, destruido por Nabucodonosor, rey de Babilonia, en el año 586 a. C.. Esto no parece encajar con el espíritu de otros rollos, a menos que, quizá, el rollo fuese dejado en la cueva durante el exilio en Babilonia, posiblemente, en una pequeña comunidad de conserjes, quienes serían los precursores de la comunidad de los Manuscritos del Mar Muerto.

Cuarto: (la teoría favorita de Gaster) es que el tesoro es una mera "fábula". De ser así resultaría una invención muy elaborada para un pueblo antiguo. Por otra parte no se justificaría que el documento hubiera sido transcrito en un rollo de cobre para ser preservado.La idea de antiguos tesoros perdidos u ocultos en Tierra Santa no se contempla sin fascinación.

El Segundo Libro de los Macabeos describe que el profeta Jeremías transportó el Arca de la Alianza y otros objetos para ocultarlos en una cueva del Monte Nebo. La sencillez de las listas del Rollo de Cobre parece indicar la ubicación de la zona emplazada entre Hebrón y el Monte Gerizim como el lugar donde debería haber algún tesoro, si no ha sido ya descubierto en el transcurso de los últimos 2.000 años.

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