






DANIEL BOSQUE
Barrick y Veladero pueden suscribir esta semana las famosas 100 Leyes de Murphy acerca de las desgracias.
En especial, la 9º que recuerda que “los eventos desafortunados siempre se producen en serie”.
La prensa sanjuanina, obsesionada por lo que ocurrió con el cianuro, no ha puesto énfasis en el temporal que desde hace dos días bloquea el camino a la mina iglesiana.
No pudiendo subir ni bajar, por la inclemencia de la nieve y del viento blanco, no son posibles todavía las auditorías internas ni externas sobre lo que pasó con la famosa válvula del circuito de lixiviación, como ha podido comprobar por estas horas el juez jachallero Pablo Oritja quien está recibiendo toda la documentación, incluidos voluminosos monitoreos acerca de cuantos ppm de cianuro hay la cuenca. Según la minera, no delatan ningún peligro para el hombre y el medio ambiente, como sostuvo anoche en un comunicado.
Barrick también le aclaró al magistrado que el circuito tiene una inercia de solución cianurada que se usó hasta la suspensión ordenada. El circuito, ya reparado, no ofrece riesgos de permeabilidad el recurso hídrico.
En el sector minero sanjuanino, una provincia acostumbrada a habitar en buenos puestos los rankings de la minería mundial, la noticia del fallo judicial cayó ayer como un balde de agua fría.
En privado, los empresarios estaban molestos con el gobierno de José Luis Gioja, al que señalan como intelecto de la medida judicial que ha puesto a San Juan en la prensa minera mundial con una noticia de otro signo. Por la suspensión de una mina cuyo yacimiento es propiedad del mismo Estado, a través del Instituto de Exploraciones y Explotaciones Mineras (IPEEM), que en esta crisis se ha destacado por su mutismo.
Desde el gobierno y desde el despacho del juez interviniente aducen que no quedó otra alternativa en la búsqueda de descomprimir el clima social, particularmente en Jáchal, donde el núcleo duro de la antiminería vernácula, que encabezan un conocido periodista y un asesor del legislador opositor Roberto Basualdo, sigue juntando gente y poniendo en aprietes al intendente Mario Barifusa.
El elenco hizo un buen entrenamiento con el papelón de este verano con el uranio de La Ciénaga, dicen los mineros y ahora salió con todo a marcarle la cancha a Barrick. En sus diatribas ha puesto la mira también en Gualcamayo, la mina de Yamana Gold, pero por ahora la tensión la absorbe Barrick.
Jáchal e Iglesia no son los mismos departamentos que antes de la minería y si bien es cierto que la construcción de las minas y la operación posterior no dieron trabajo y dinero para todos, los fondos de infraestructura se tradujeron en obras que son palpables en esa latitud de San Juan.
Nada de eso importa en las crisis de este tenor, cuando se instala la alarma ambiental, es el consejo que un experto en estas contingencias a la minera canadiense que deberá capear este temporal con mucho trabajo social e información.
En paralelo, Barrick tendrá que terminar sus expedientes internos acerca de qué pasó con el cianuro y cómo se manejó la crisis en la mina. Como bien recuerda Murphy en estos casos, “Errar es humano, perdonar no es política de la empresa” (Ley 32º)
Las normas corporativas en los grandes grupos empresarios suelen ser muy estrictas al respecto. Hay mucho dinero y prestigio en juego. Además de la tranquilidad, que en estos días perdieron los vecinos sanjuaninos y la propia Barrick que deberá mostrar sabiduría y paciencia.
Como bien recuerda la 3º Ley de Murphy “Nada es tan fácil como parece, ni tan difícil como explica el manual”.




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