Candelaresi: GNK, materiales reciclados y un costo más alto

EL ANHELO DEL GOBIERNO ES DEJAR LISTO EL EMPRENDIMIENTO PARA EL PRÓXMO INVIERNO

ENERGÍA03 de octubre de 2022 Clarín / CLUBminero
gasoducto nestor kirchner
Utilizarán caños de 30 pulgadas que se encontraban abandonados en la Aduana


cledis candelaresi
CLEDIS CANDELARESI

La carrera de obstáculos técnicos y económicos que intenta superar cada semana la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner incluye la reutilización de material “sobrante” de emprendimientos anteriores que quedó desperdigado por el país. Aún con ese auxilio y un presupuesto duplicado en dólares, parece difícil que el emprendimiento esté listo el próximo invierno y sirva para disminuir importaciones, tal como anhela el Gobierno, sostiene.

Sergio Massa anunció en un acto en Campana el despacho de caños con destino al ducto que podría llevar a los centros de consumo 11 millones de m3 día de gas desde Vaca Muerta, desplazando energéticos importados y el consecuente drenaje de divisas. Según cuantificó el ministro de Economía, el ahorro podría ser de US$ 4.900MM.

Al mismo tiempo, el ex ministro de Planificación Julio De Vido alertó que se trataba de caños comprados por su gestión, relativizando los méritos de Economía y culpando al gobierno anterior por “cajonear” activos.

Es absolutamente cierto que se despacharon caños de 30 pulgadas –no las 36 requeridas para el tendido central desde de la neuquina Tratayen a la bonaerense Salliqueló-- que podrán ser utilizados para el cuarto tramo de Mercedes Cardales, última parte de la obra.

Es una parte de los activos que quedaron como “residuos” de ciclópeas y onerosas ampliaciones de la capacidad troncal del transporte de gas en el país, en parte porque resultaron inconclusas.

Hay al menos 200 kilómetros de caños de 30 pulgadas y una turbocompresora, que están saliendo del abandono y podrán tener una segunda oportunidad en el gasoducto de Vaca Muerta.

La máquina, que no se utilizó para una planta de Pichanal, requerirá una segunda puesta en forma en Houston. A semejanza de los caños que, arenado y otras acciones mediante, nutrirán el último eslabón de la obra.

Al menos el material saldrá del abandono y no se transformará en comedero de animales, destino que sí tuvieron otros caños ociosos de un tramo inconcluso del Gasoducto del Nordeste.

Este fue uno de los grandes emprendimientos gasíferos encarados por la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y terminado por la gestión macrista después de un parate para analizar qué se hacían con 3.000 kilómetros de gasoductos hundidos, con un último tramo abandonado por el contratista y pensado para traer el declinante gas de Bolivia.

Frente a la escasez de recursos públicos, el desperdicio generado en las millonarias obras para fortalecer el sistema gasífero troncal resulta más inquietante. Aquel stock ocioso, ahora rescatado para una obra con mucha prensa, también incluye una importante cantidad de chapas con menor suerte: fueron ganadas por el óxido y quedaron inutilizadas.

A diferencia de otras ampliaciones de la capacidad de transporte de gas, en el Gasoducto Néstor Kirchner no hay hasta el momento cuestionamiento de organismos públicos por presuntos sobreprecios o pagos indebidos. Sí indicios de cierta imprevisión y el uso de atajos administrativos para justificar más fondos a una obra que hasta hace seis meses se planeó ejecutar con poco más de 1.000 millones de dólares y hoy ya requiere más de 2400.

La inflación local, la depreciación de la moneda para pagar insumos importados y el apuro oficial son un combo perfecto. Las obras se fueron encareciendo en la medida de la urgencia y los propios documentos de Enarsa muestran cómo se configuró esa carrera ascendente.

El tendido del GNK fue dividido en cuatro tramos y la provisión de los caños de 36 pulgadas quedó a cargo de Techint, que ensamblará chapas traídas desde una subsidiaria en Brasil.

Los dos primeros fragmentos de construcción fueron adjudicados a la sociedad Techint-Sacde. El tercero, a BTU, único oferente. El gasoducto Mercedes Cardales y un loop sobre el Neuba II –complemento del emprendimiento-, quedaron también en manos del holding de los Rocca, que participó en esa última compulsa sin entusiasmo, con una cotización muy superior a la base y en solitario.

La consigna con la que trabaja Agustín Argaz, titular de Enarsa, es apretar el acelerador. Y se las ingenió para hacerlo.

La firma puede aceptar una oferta hasta 20% superior del presupuesto base, de no haber otra mejor. Pero ese tope se volvió laxo ante otra decisión de la compañía de modificar los valores del pliego con una actualización de precios el día en que las empresas privadas presentaron su oferta formal.

Los precios del pliego terminaron subiéndose después de conocidas las ofertas económicas de las empresas. Una una rareza de procedimiento.

El 5 de agosto un dictamen de la Comisión Evaluadora de la empresa consideró “apropiados y justificados a los efectos de comparar el presupuesto con la oferta” los altos valores que la constructora de Techint requirió para construir Mercedes- Cardales.

Según un especialista allegado al proceso, en marzo la obra estaba cotizada sin la ingeniería base ni el estudio de impacto ambiental, imprescindibles para definir la traza exacta. Finalmente, el diseño tuvo que retocarse para eludir terrenos anegados y ondulaciones y, por la urgencia, los trabajos deberían realizarse épocas de mayores lluvias.

Para los evaluadores oficiales esto generó “fuertes incrementos de costos respecto a los previstos originalmente”.

El primer tramo del Gasoducto Néstor Kirchner se realiza como una obra pública convencional a cargo de Enarsa, que no dispone de suficiente personal para operar luego ese estratégico caño. Ni para controlar en detalle planos y otra documentación vital. Datos perturbadores.

Según Massa, el segundo tramo será financiado por los propios productores de gas, interesados en vender su producto dentro o fuera del país. Las mismas empresas que, al comienzo del mandato de Alberto Fernández, se mostraron remisas a “hundir” divisas en esta obra, aunque es imprescindible para realizar la riqueza del mega yacimiento.

A pesar del apuro oficial y el optimismo de las firmas privadas, faltan muchos ítems para llegar al invierno del 2023 con más gas de Vaca Muerta. Los caños que según la planificación de principios de año debían estar utilizándose desde agosto con suerte estarán en los próximos meses. Faltan válvulas, claves para el montaje definitivo. Y aún no hay permisos de paso, entre otros pendientes estratégicos.

Los antecedentes de grandes emprendimientos para transportar más gas resultan inquietantes, más allá de la fórmula que se utilice para financiarlo. El gasoducto del Nordeste perdió sentido por la declinación del gas de Bolivia, tuvo sucesivas reformulaciones, casi triplicó su presupuesto original y ni siquiera completó el tramo cercano a la frontera.

La ampliación I dio lugar al caso Skanska, judicializado por sobornos para justificar sobreprecios. Y la ampliación II, financiada con un enrevesado mecanismo que diluye responsabilidades entre empresas privadas y funcionarios públicos, terminó en Tribunales, con duros cuestionamientos de los propios organismos de control público como la Sigen y la Auditoría General de la Nación.

Controvertidas historias con menos prensa que el GNK y final aún abierto.

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