Rolando Davila: Frontera Chile - Argentina, una potencia minera

ENTREVISTA ARGENTINA CHILE RIESGO POLÍTICO Y MACROECONOMÍA MINERÍA Y METALES

ELINOR TREBILCOCK

Cómo Chile y Argentina se preparan para convertir la región fronteriza en una potencia minera

 La producción y el comercio del cobre y otros minerales procedentes de grandes proyectos que se extienden a lo largo de la frontera entre Chile y Argentina dependen en gran medida del cumplimiento de su tratado bilateral de integración minera. Los principales beneficiarios son los proyectos Josemaría y Filo del Sol de Vicuña, Los Azules de McEwen, Pachón de Glencore y Los Helados de NGEx.

El tratado, firmado en 1997 y en vigor desde 2000, proporciona un marco legal para la exploración y extracción conjunta de recursos minerales en la zona y es considerado estratégico para posicionar la frontera como un polo minero de clase mundial.

Rolando Dávila, coordinador de la comisión binacional de minería de la Cámara Chileno-Argentina de Comercio, conversa con BNamericas sobre la creciente importancia del tratado y los problemas que quedan por resolver.

BNamericas: ¿Cuál es la importancia del tratado minero entre Chile y Argentina?Dávila: Facilita el desarrollo conjunto de los proyectos mineros en la zona fronteriza, estableciendo un distrito único para la exploración y explotación minera. Para cada proyecto se han acordado, o están en proceso de estudio, protocolos adicionales específicos. Asimismo, todos los proyectos mantienen comunicación constante con las autoridades y organismos reguladores con el fin de facilitar la implementación del tratado y los procesos de obtención de permisos para la exploración y desarrollo.

BNamericas: ¿Qué desafíos enfrenta la gestión del tratado?

 Dávila: Pese a las mejoras en los procedimientos para la obtención de permisos sectoriales en ambos países, persisten complejidades regulatorias que ralentizan la exploración y el desarrollo, pues es necesario evaluar de forma simultánea los impactos transfronterizos en ambas jurisdicciones. Además, la infraestructura es insuficiente, lo que aumenta los costos de capital en los proyectos, ya que se requieren corredores de infraestructura para garantizar la operación, el transporte, el apoyo logístico y la exportación.

Otro desafío importante es lograr una planificación con enfoque multidisciplinario. Aquí es esencial la coordinación para garantizar el cumplimiento de los plazos y objetivos, así como mantener relaciones armoniosas con los gobiernos regionales, secretarias ejecutivas, grupos de trabajo, comunidades y sectores empresariales para evitar conflictos y favorecer la cooperación.

Es decir, la gestión del tratado exige adaptación, flexibilidad, resiliencia y un enfoque integral que combine técnica, derecho, gestión y diplomacia corporativa.

BNamericas: ¿Qué beneficios aporta el cumplimiento del tratado a cada país?

 Dávila: El tratado establece un distrito minero binacional que reconoce y administra los proyectos de ambos países como una unidad integrada, particularmente en casos donde los recursos o las operaciones trascienden la frontera de Chile y Argentina. Por ejemplo, el proyecto Pascua-Lama posee el 25 % de sus reservas en territorio argentino y el 75 % restante en Chile. Filo del Sol es una mina a cielo abierto que cruza la frontera internacional y puede operar gracias a este marco legal, y los desarrollos de Taca Taca, Josemaría, Pachón, PSJ y Altar podrían depender del acceso a infraestructura portuaria chilena para la exportación, facilitado por este tratado.

Son múltiples los proyectos mineros en Argentina con capacidad similar o superior a Alumbrera, generando una demanda significativa y sin precedentes en bienes, servicios, ingeniería, insumos y tecnología.

El tratado permite que la actividad minera sea un sector productivo, generador de valor y de desarrollo en la región fronteriza.

BNamericas: Ad portas de las próximas elecciones legislativas de Argentina y de un cambio de gobierno en Chile, ¿existen riesgos asociados a la sostenibilidad del tratado minero bilateral?

Dávila: No lo creo. Durante 25 años desde su implementación, el tratado ha estado operativo. Las comisiones y secretarías ejecutivas se han reunido conforme a las necesidades de los proyectos, actuando con eficiencia y proactividad, y con un sólido respaldo político de los gobiernos de turno.

Más allá del tratado, el proceso de integración entre ambos países se ha mantenido constante, incluso cuando los gobiernos han tenido una orientación política diferente. Un ejemplo es el restablecimiento del envío de gas argentino a Chile en 2016 y de petróleo en 2018. Esta integración en el sector energético es un precedente para iniciativas en el ámbito minero.

BNamericas: ¿Qué convierte a Argentina y Chile en polos atractivos para la inversión minera?

Dávila: Argentina ha avanzado significativamente en la atracción de inversiones mineras mediante la Ley de Bases, el [régimen de inversiones] RIGI, las reformas recientes a la Ley de Inversiones Mineras, y la eliminación de retenciones a las exportaciones de minerales.

En Chile se lograron dos hitos relevantes: la aprobación de la nueva ley marco de autorizaciones sectoriales, que reduce los tiempos de tramitación de permisos sectoriales entre un 30 % y 70 %; y la aprobación del estudio de impacto ambiental para el proyecto adecuación operacional de Minera Lundin Caserones en el distrito Vicuña, que es estratégico para el desarrollo minero binacional, ya que operaría como un nodo logístico que conecta áreas en San Juan en Argentina con el puerto de Punta Padrones en Chile, en que Lundin Mining controla el 80 %.

La actual inestabilidad geopolítica global posiciona a la minería binacional Chile- Argentina como un sector estratégico para la inversión, dada la disponibilidad de recursos de clase mundial, la complementariedad logística y técnica y marcos regulatorios favorables. Ambos países conforman un polo atractivo para las inversiones mineras, así como en áreas como infraestructura y energía, sectores clave para el desarrollo de la minería regional.

BNamericas: En el ámbito ambiental y social, ¿qué amenazas supone el auge de la minería del cobre en la región fronteriza?

Dávila: El auge de la minería del cobre en el marco del tratado binacional es una valiosa oportunidad para el desarrollo económico y tecnológico de la región fronteriza. Esta planificación se está llevando adelante con un enfoque riguroso en la gestión ambiental y social, orientado a maximizar la sostenibilidad y minimizar los impactos.

Entre los desafíos está la protección de glaciares, la gestión eficiente de los recursos hídricos, la conservación de la biodiversidad y el fortalecimiento del diálogo con las comunidades.

Por eso la implementación conjunta de políticas binacionales específicas permitirá robustecer los marcos regulatorios y optimizar la gobernanza ambiental compartida, asegurando un desarrollo equilibrado y responsable. Pero ya la industria opera bajo estrictos estándares internacionales, aplicando tecnologías innovadoras que incrementan la eficiencia y reducen su huella ambiental.

BNamericas: ¿Qué proyectos tienen mayor probabilidad de iniciar la producción antes de la próxima década?

Dávila: Hay varios proyectos mineros de gran escala en etapas avanzadas de desarrollo que podrían iniciar su producción hacia el año 2030 y cuyas inversiones estimadas están entre US$ 600 millones y US$ 9.000 millones, como Vicuña (Josemaría y Filo del Sol); Taca Taca (US$ 3.500 millones); Los Azules (de US$ 2.700 millones a US$ 3.000 millones); Mara (US$ 4.000 millones); El Pachón (US$ 9.500 millones) y PSJ (US$ 600 millones).

No obstante, esto depende no solo del avance técnico de los proyectos, sino también de decisiones estratégicas que adopten las matrices de las empresas en aspectos económicos, de mercado y riesgos asociados a sus inversiones de largo plazo. Además, el sector minero global enfrenta dificultades para acceder a financiamiento dado el contexto actual con mayor complejidad financiera y tasas de interés más elevadas.

Sumado a ello, hay temas legales y regulatorios que aún deben ser resueltos para garantizar la viabilidad de los proyectos. Pero, desde una perspectiva optimista y con condiciones externas favorables, es factible que alguno de estos proyectos empiece su producción hacia fines de esta década.

BNamericas: ¿Prevé nuevas adquisiciones o joint ventures (JV) en el ámbito binacional, siguiendo la línea de la alianza entre Lundin y BHP para formar Vicuña?

Dávila: Se prevé un aumento de las fusiones y adquisiciones y de las JV en la minería del cobre hacia 2030, impulsado por la demanda global de minerales críticos, la transición energética y un déficit en crecimiento hacia 2035. Las empresas buscan consolidar activos para optimizar costos, logística y escala; compartir riesgos; mejorar su eficiencia ante desafíos geopolíticos y de la cadena de supply chain.

En Argentina, empresas como Rio Tinto, South 32 y Teck han realizado inversiones estratégicas en proyectos de cobre avanzados, que los deja posicionados para futuras JV o M&A. Vicuña, la alianza de BHP y Lundin, es un buen antecedente que destaca por su enfoque en integración, innovación tecnológica y compromiso con la sustentabilidad, sirviendo de modelo para el futuro del sector.

Rolando Dávila: Tratado de Integración Minera entre Argentina y Chile.

BNamericas: Sobre infraestructura, ¿qué hace falta en Argentina para asegurar el desarrollo a largo plazo de los proyectos mineros?

Dávila: Se necesitan mejoras en conectividad, transporte y energía, para lo cual se requiere la colaboración entre el sector público, tanto a nivel nacional como provincial, y el sector privado para financiar proyectos de infraestructura compartida a fin de optimizar costos y sostenibilidad.

En transporte, se debe mejorar la conectividad a través de la red vial y ferroviaria para facilitar el acceso a las minas y el transporte de insumos, maquinaria y minerales. Por ejemplo, la Ruta 51 y el Ramal C14 en Salta, o una solución de transporte y logística para los proyectos de cobre del departamento Calingasta, en San Juan, que probablemente facilite el acceso al puerto de Coquimbo en Chile.

Es clave también invertir en puertos para facilitar la exportación, así como asegurar un suministro eléctrico robusto y confiable, ya sea a través de la red nacional, la interconexión con Chile o mediante generación propia.

BNamericas: ¿Qué proyectos están considerando sacar sus minerales por puertos chilenos?

Dávila: Si bien no hay información oficial de las empresas mineras, por ejemplo, Taca Taca podría sacar su concentrado por los puertos de Antofagasta/Mejillones en la Región de Antofagasta o por el puerto de Iquique en la Región de Tarapacá, usando el ferrocarril chileno de Ferronor [que conecta el Paso Socompa en la provincia argentina de Salta con Antofagasta en Chile, facilitando el transporte de minerales].

El distrito Vicuña, dados los puertos de Caldera en la Región de Atacama en Chile y los proyectos de Calingasta en San Juan, estaría evaluando la logística y el transporte con el puerto de Coquimbo, en la región chilena de Coquimbo. PSJ en Mendoza está evaluando la salida del mineral por el puerto de San Antonio, en la Región de Valparaíso en Chile.