


Río Mendoza. Código de Aguas y sequías suben el volumen




El oficialismo mendocino avanza con el plan hídrico y también políticamente sobre las inspecciones de cauce. Los usuarios piden participar de los controles de la minería y objetan el camino de Irrigación.
Mendoza está en un momento bisagra en la gestión y planificación del uso del agua, un recurso que es clave para generar riqueza. El Gobierno envió a la Legislatura los avances del plan hídrico, con los informes realizados por la empresa Mekorot, está en vigencia la ley que le otorga potestad total al Departamento General de Irrigación y en el futuro inmediato habrá recálculos de lo que se paga por ese recurso. En el medio crece la tensión política y crece la tensión con los usuarios, sobre todo del Río Mendoza, que abastece a casi todo el oasis norte de la Provincia.
La disputa de fondo es por el control del agua, por determinar quienes son virtualmente los "dueños" del agua. Es un dato relevante, pues hacia el futuro la escasez se acentuará y todos los proyectos inmobiliarios, agrícolas, mineros e industriales dependen del camino que se tome. Las inspecciones de cauce y sus asociaciones son las que tienen el manejo del agua una vez que Irrigación la entrega.
Esas organizaciones tienen su propia dinámica política, con elecciones, asambleas y una orgánica compleja que tiene más de 100 años de vigencia. Son los que se rebelaron contra el oficialismo en Irrigación y frenaron el proyecto de Código de Aguas.
Esas organizaciones tienen su propia dinámica política, con elecciones, asambleas y una orgánica compleja que tiene más de 100 años de vigencia. Son los que se rebelaron contra el oficialismo en Irrigación y frenaron el proyecto de Código de Aguas.
Ahora apuntan también a ser parte del control de la minería. "Creemos que la minería se tiene que hacer, sin minería y sin energía no se puede hacer nada. Pero los usuarios del agua tenemos que estar en el control, en la fiscalización y la mesa chica. No podemos dejárselo a los políticos de turno, lo mismo con el destino de los fondos para obras"; explican. Esa es una de las discusiones de fondo. En los controle a la minería está el Departamento General de Irrigación, pero no las inspecciones de cauce, es decir los usuarios.
Tensión
Desde Irrigación ajustan la estrategia legal y administrativa. Ya intervinieron varias Inspecciones. La última fue la Inspección de Alta Montaña, que generó la rebelión. Desde ese organismo cuestionan a las inspecciones y aseguran que "no quieren dejarse auditar". "Se creen los dueños del agua. Son como los sindicalistas de la CGT. Quieren seguir siendo los dueños del agua", reprochan. Ya en el trunco proyecto del Código de Aguas se cambiaban algunos conceptos para que el DGI sea un departamento de aguas y no de Irrigación solamente, ampliando la visión sobre los usuarios.
El río Mendoza incluye 135.251 hectáreas empadronadas y 57 inspecciones de cauce. Allí está el manejo del agua del oasis más importante de Mendoza. Es la zona donde menos permeabilidad tiene el oficialismo. "Son peronistas", suelen decir con algo de ironía los funcionarios de Cambia Mendoza. Lo cierto es que detrás hay una compleja organización con un sistema democrático con autarquía que para un oficialismo desacostumbrado a encontrar obstáculos se le complicó avanzar.
"Informamos a la ciudadanía los graves acontecimientos que están afectando a la institucionalidad del agua y que ponen en riesgo a la administración hídrica en Mendoza. Por primera vez en la historia, el Departamento General de Irrigación está disciplinando a las Inspecciones y Asociaciones mediante intervenciones selectivas", advirtieron en un comunicado las Asociaciones de Inspectores de Cauce. "Desde hace un tiempo las organizaciones del Río Mendoza vienen planteando sus posicionamientos ante el Proyecto de Código de Aguas, el Plan Hídrico, el Plan de Obras e inversiones, la ejecución presupuestaria por río, los procedimientos administrativos y contables tecnocráticos, como así también el acceso a la información de los fondos públicos que Irrigación maneja discrecionalmente sin que sepamos su destino", agregaron. El Río Mendoza tiene más de 30 mil usuarios y es donde más recursos económicos hay.
El control
Irrigación está conducido por Sergio Marinelli, quien está en su segundo mandato en el cargo, algo extraordinario. El HTA tiene mayoría oficialista. Omar Sorroche, del río Tunuyán superior, Gustavo Villegas, del Río Atuel, Gustavo Ruiz, del Diamante, y Alejandro Gennari, del Río Mendoza, son radicales. Eloy Guerredo, del Tunuyán inferior, es uno de los más díscolos.
Irrigación tiene su propia organización y el máximo órgano es el Honorable Tribunal Administrativo. Los rebeldes del Río Mendoza se reunieron con Omar Sorroche, que lo preside y que es, además, un funcionario cercano al gobernador Alfredo Cornejo. Allí se plantearon las objeciones a la política de presión sobre las inspecciones y también el destino del agua del futuro que se planifica junto con Mekorot. La minería fue otro de los ejes de la discusión.
"Nos preguntaron y nosotros le dimos nuestra posición. Queremos que los usuarios del agua sean parte de los controles. Creemos que la minería se tiene que desarrollar porque hoy sin minería y sin energía no se puede hacer nada. Todos los proyectos hidráulicos sin minería no sirven porque si no no alcanza. Pero nuestra postura es que el control, la fiscalización y todo lo que está vinculado a las inversiones tienen que estar las organizaciones. Somo los representantes del agua, somos los encargados de las cuencas queremos integrar la fiscalización. Nosotros decimos sí a la minería, pero tenemos que integrar la mesa chica y controlar. Lo mismo negociar cuáles son las inversiones principales", explicó uno de los representantes. Además, denuncian que no se cumple con las normas que obligan a destinar a obras hídricas parte de las regalías energéticas. La reestructuración de la gestión del agua es clave.
A futuro, por ejemplo, será más aguda la escasez. En el Río Mendoza está proyectado un déficit de 548 hectómetros cúbicos para 2030. El dique Potrerillos tiene algo menos de 400 hectómetros cúbicos, para tener una idea. Para 2040 el faltante sería de 625 hectómetros cúbicos y en 2050 sería de 764 hectómetros cúbicos, ya cerca de los "dos Potrerillos" de déficit de abastecimiento para que el oasis norte pueda funcionar.









