ENERGÍA 02 de junio de 2016

Tarifazos, spots M y la tan esperada felicidad

DANIEL BOSQUE

El tarifazo era previsible para cualquiera que sabe de números en el sector de energía, pero ya ha sacado de madre al humor popular. El primer recálculo de la semana pasada, que prometía un tope del 400% y el prorrateo en las boletas del año para pymes y otros sectores no ha sido suficiente.

“¿Qué se necesita para hacer una empanada?”, dice el spot del gobierno queriendo sembrar su desarrollismo popular. Tarifas, tarifas y tarifas, es una buena respuesta.  Porque el shock en los servicios públicos ha traído plantas paradas, hornos apagados, eléctricos y de gas, y una cautela generalizada.

Apagando fuegos: Frigerio, Aranguren, gobernadores

Los mentados clubes de barrio y las marquesinas de Avenida Corrientes son los suertudos que tienen prensa. El problema inmenso para miles de pymes y millones de hogares es haberles cambiado la ecuación de su calor justo en uno de los otoños más fríos de la estadística reciente. Las tarifas irrisorias en algunas regiones del país, como el AMBA y el Sur, eran “ficticias”, pero la trampa fue inevitable para cientos de miles que en largos años de subsidios se volcaron a splits, caloventores, calderas que entonces gastaban mucho y facturaban poco.

Se veía venir, dicen en las distribuidoras de kw y m3. Rogando  que el fastidio colectivo siga dirigido a un gobierno  que parece haber soslayado los daños del tarifazo.  Apenas asumido Cambiemos, el lobby empresario fue intenso para que se acabara “la mentira kirchnerista”. Tarifas, queremos tarifas, decían empresas, cámaras y embajadas, algunos abiertamente como el canciller español José Manuel García Margallo, quien cruzó el charco hacia el tórrido noviembre porteño, antes de que asumiera el Mauricio Macri, para decirle que si quería inversiones, mejor las pusiera al día.

¿Qué es una distribuidora de servicios públicos en la Argentina? Básicamente una máquina de recalcular. Lo único que podemos hacer es atender las quejas y si el cliente tiene razón, refacturamos, dice el responsable comercial de una gran gasífera a EnerNews. “El que no llora no mama”, como decía Enrique Santos Discépolo. Si el ciudadano tiene horas, paciencia, saliva y un buen gamulán para hacer  la cola,  se podrá llevar su premio. Como en AYSA, otro ajuste polémico, que elevó el agua potable de $100 a $600 a un departamento de 100 m2 de Caballito, por ejemplo.

Sólo la implosión del kirchnerismo, hoy tapa de los diarios afines al  gobierno por sus chanchullos, y la malaria aturdida pero de oportunos reflejos del peronismo, mitigan el desastre del shock de tarifas. Los acólitos 2016 de Perón y Evita antes de cortar las calles esperan una señal de sus dirigentes, mientras  se negocian asistencias varias con operadores macristas.