Ese Acuerdo Federal tan temido
Nadie es como otro. Ni mejor ni peor. Es otro. Y si dos están de acuerdo es por un malentendido (Jean Paul Sartre)
Dios atiende en Buenos Aires. Y si no te atiende, paseas y te acercas a la cocina de las cosas. Este miércoles, los funcionarios del Consejo Federal Minero volverán a verse las caras en el salón que les tiene reservada la Secretaría de Minería de la Nación. La cita es coordinada por Rita Jordán, colaboradora de mucho tiempo de Daniel Meilán y ungida ahora como asesora para facilitar el parto del Acuerdo Federal Minero.
A mediados de octubre, mientras las autoridades provinciales para minería se sacaban fotos con Juan José Aranguren tras dos días de cafés en la Casa Rosada, los equipos técnicos analizaron en el Hotel Castelar cómo compatibilizar las babeles provinciales. Fue el debut público de Jordán, como coordinadora de equipos de trabajo y titular del programa de Renta Minera, en su retour a la administración pública. Desde su baja de Diagonal Roca, con Jorge Mayoral, la economista había asesorado a Minera Alumbrera, hoy en proceso de cierre. Y a Martín Buzzi, junto a su esposo, Oscar Cretini, entonces presidente de Petrominera, en su intento fallido de rehabilitar la minería en Chubut, en 2012, con una ley marco que fue resistida por las mineras, en especial por Pan American Silver, por el alto costo impositivo y la obligatoriedad de asociarse a la minera estatal de la provincia.
Avancemos : El cronograma del COFEMIN, que circuló en los despachos Si la experiencia enseña, Meilán y Jordán, al igual que los subsecretarios Santiago Dondo y Mario Capello, tienen una oportunidad para desenredar la más difícil de las madejas: cómo factibilizar la inversión posible en el marco de la puja distributiva mineras-provincias-Nación. En el largo periplo kirchnerista la premisa fue no tocar el techo del 3% de las regalías provinciales y en todo caso usar la receta peruana del “pago voluntario”: fondos fideicomisos para infraestructura y desarrollo, cuyo mejor exponente fue San Juan, con José Luis Gioja. Antes, durante y después, cada provincia ha hecho, o intentado, lo suyo.
En medio de la trabazón de exploraciones, inversiones, negocios y conflictos socio-ambientales, se ha escuchado en los últimos dos años decir a funcionarios y mineras de que sería bueno acordar un solo marco. El problema, por estas horas, es que la apertura del debate no está tranquilizando precisamente a las empresas, en cuyos despachos se teme que no se llegue a ningún marco fiable y que recetarios como las “regalías móviles” terminen transformándose en una invitación de que todo es posible para los siempre ávidos fiscos provinciales.
“No le será nada fácil a Daniel. Lo tiene más difícil que el Patón Bauza para armar el equipo” graficaba esta semana un importante empresario asiduo a la Cámara Argentina de Empresarios Mineros. En la CAEM, hace dos viernes hubo un café con emisarios del gobierno para revisar el cronograma que se movió, en aras de la sensatez, de “antes de las fiestas porque el presidente está ansioso” (como dijo Aranguren) en marzo. Por lo menos tres altos ejecutivos, que pidieron el anonimato para evitar reproches posteriores, se mostraron escépticos con respecto a las aspiraciones y al sentido de la oportunidad de Meilán y su equipo para sentar las bases de un nuevo marco capaz de propiciar más inversión minera, bajo la advocación de eficiencia y transparencia.
NO ME GUSTA
Una de las razones angulares del no me gusta es la suspicacia acerca de la solidez de Cambiemos, en definitiva una coalición frágil en términos de votos que debe negociar cada avance en el Congreso Nacional.
Los empresarios preferirían que la discusión comenzara por la promesa y el compromiso de las provincias de ponerle techo y coto a las participaciones de sus empresas (Fomicruz, Ipeem, Petrominera, Epem, Camyen, Jemse, Remsa, cada una tiene su librillo) y en criterios lógicos para la tributación, como por ejemplo contemplar la carga impositiva según cada proyecto, como pregonaba el hoy director de Promoción Minera, Daniel Jerez, cuando estaba en el llano y proponía modelos eficientes para la inversión.
Y, en definitiva, modificar la coparticipación de las ganancias de las mineras, en beneficio, obviamente, de las comarcas y las provincias productoras. Las mineras descreen que esas dos aspiraciones puedan llegar a concretarse.
ERA GLACIAR III
Para abonar su desconfianza, anotan en la columna de sus preocupaciones el progreso de la cuestión glaciares con sus conos de sombras que se estarían cerniendo sobre el gran mapa argentino, tras la publicación por el Ministerio de Ambiente del rabino Sergio Bergman, del inventario realizado por el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLIA).
Por ejemplo, en San Juan, donde el copper belt de Pachón, Los Azules y Altar quedarían catalogados como glaciares de escombros. Desde las cámaras mineras del Interior ya se han enviado mensajes a Meilán urgiendo por consensos políticos para evitar cautelares y otros trucos para impedir exploraciones e inversiones, coinciden funcionarios y empresarios.
Fuentes de la Secretaría de Minería, tras la sonora presentación de Greenpeace, FARN y AAAA según las cuales los cuerpos de hielo inventariados impiden 40 proyectos mineros, salieron a tranquilizar a la prensa (“no vamos a contestar esas cosas porque es ponerlas en valor”, dijo una alta fuente del organismo a Mining Press), pero en las mineras apuntan al team de Bergman. En particular, algunos asesores que no ocultan su antipatía esencial por la minería, se quejan. Una evidencia de ello se vio en la reciente Argentina Mining, cuando Javier Ureta, Secretario de Control y Monitoreo Ambiental, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación llegó a cruzarse feo con Mario Capello.
El funcionario verde puso en duda la transparencia y la honestidad conceptual de las mineras, lo que mereció la réplica del sanjuanino, y el intento de su par, Santiago Dondo, de recomponer el cuadro. Esto nos recuerda a cosas ya vividas en las provincias, como en Mendoza, donde había un área de gobierno para promover la minería y otra para evitarla, recordaba un minero cuyano esta semana, recordando el rol de Guillermo Carmona, quien tuvo mucho que ver en la frustración del proyecto cuprífero San Jorge.
Precisamente Carmona trae a la memoria a su compañero de militancia FPV Jorge Mayoral, de quien muchos se preguntan en qué pasa sus días, tras su unicato en Julio A. Roca. Eso terminó hace un año y sus sucesores gastaron un primer semestre en “rearmar desde cero porque estaba todo destruido”, según palabras del propio Meilán. Y este segundo en impulsar el gran acuerdo con las provincias. Para lo primero desembarcaron expertos críticos de la gestión anterior y se crearon nuevas direcciones y dependencias. En la catarsis, las autoridades mineras se quejan de que tienen pocos recursos humanos, pero lo cierto es que hoy son muchos más que al fin de la Era K. Para el acuerdo tan soñado, no es soplar y hacer botellas.
CATASTROS Y DUDAS
Porque deben terciar y negociar con las provincias, territorios ajenos en los que ha venido pasando de todo. Como en Jujuy, donde llegó a haber tres catastros, una locura, según lo definen en la Nación. La provincia de Gerardo Morales, (que parecía haberse bajado de su hambre del 20% de participación estatal en las nuevas minas hasta que José Palomares dijo que la pretensión está intacta), no es la única con ruidos en la materia. Otras con Juzgados de Minas están siendo blanco de denuncias por la redes sociales Bienvenidos al segundo semestre de Cambiemos (que ya termina pero siempre está empezando). Un periodo en el que comenzaron a separarse las agendas mineras, como era lógico que sucediera, de los empresarios y el gobierno. Por eso en estos días se escuchan, en privado, críticas veladas a la administración central. Nadie extraña a Cristina, Julio y Jorge, pero es claro que ya se acabó la luna de miel de la quita de las retenciones.
No sólo las mineras dudan. En las provincias también desconfían del acuerdo que apura el MINEM. Los famosos 39 puntos no parecen tan fáciles de procesar sin arrepentirse después, por lo cual la conjetura es que puedan llegar a firmarse compromisos amplios que dejarán lugares a las interpretaciones provinciales. Por lo que una línea de pensamiento no descarta sacar de la manga la resurrección de la Organización Federal de Estados Mineros (OFEMI), aunque otros sostienen que el collar puede terminar saliendo más caro que el perro.
Justamente eso es lo que no quiere Meilán y equipo, quien sostiene que hoy no hay demasiado ruido con la minería porque no hay inversiones de magnitud, pero cuanto empiecen a ventilarse proyectos habrá movidas desde las ONG´s, la política y la Justicia. Y que además hay que cerrar el Proyecto de Asistencia a la Minería Argentina (PASMA), que mapeó el potencial minero del país, con un sistema único de información que transparente la inversión. Como el que tienen otros países y cómo se proyectó en los ’90. Allá lejos y hace tiempo.