Reloj no marques las horas
La carrera por el RIGI ya está en marcha: Glencore se suma con dos proyectos de cobre
Con El Pachón y Agua Rica, la minera suiza formalizó su pedido de adhesión al régimen de incentivos. La seguidilla de presentaciones llega en un momento donde el Gobierno busca mostrar avances, aunque las aprobaciones todavía son pocas.
Sin anticipos ni anuncios previos, Glencore presentó directamente su solicitud de adhesión al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) para los proyectos El Pachón (San Juan) y Agua Rica (Catamarca). Lo hizo en silencio, y dejó la primicia para la cuenta de X del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo.
La minera eligió un camino distinto al de otros competidores, como Vicuña (BHP–Lundin), que semanas atrás generó expectativa al adelantar que haría la presentación, pero aún no la formalizó.
En este caso, Glencore comunicó que destinará Usd 13.500 millones en la próxima década, con la expectativa de generar más de 10.000 empleos en la etapa de construcción y unos 2.500 puestos directos en operación. El anuncio suma volumen a la lista de proyectos que buscan encuadrarse bajo el régimen de estabilidad fiscal y cambiaria.
La Argentina tiene experiencia en titulares que prometen miles de millones en inversión y miles de puestos de trabajo. No siempre se transforman en minas en producción. El RIGI nació con la idea de evitar esa trampa, pero todavía es pronto para saber si lo logrará.
La compañía es uno de los mayores productores y comercializadores de cobre del mundo, con operaciones en Chile, Perú, la República Democrática del Congo, Australia y Canadá. Su decisión de encuadrar estos proyectos bajo el RIGI se inscribe como un movimiento estratégico en el tablero global del cobre, un metal clave para la transición energética.
El valor de anunciar
En un año electoral, los anuncios también cuentan como capital político. El Gobierno puede mostrar cifras millonarias ahora, aunque los tiempos de la minería superen largamente cualquier mandato presidencial. El contraste está en la velocidad: lo que se anuncia hoy puede tardar una década en producir cobre.
Para las empresas, el anuncio también tiene valor. Permite mostrarse activas, asegurar un lugar en la fila y ganar visibilidad. En un sector donde la ejecución real lleva años, comunicar un proyecto se convierte en un hecho en sí mismo.
En tanto, el Gobierno de Javier Milei necesita mostrar resultados. Durante el congreso Argentina Cobre en San Juan, el vicejefe de Gabinete José Rolandi recordó que “el cobre y el GNL fueron el alma mater del RIGI” y remarcó: “La cancha ya está delineada, falta que entren los jugadores”.
Hasta ese momento (hace apenas dos semanas) se habían recibido 15 proyectos por un total de Usd 17.000 millones, y solo seis fueron aprobados. Los que son mineros y están ya avalados corresponden a litio, mientras que los grandes proyectos de cobre —uno de los principales objetivos revelados del régimen— siguen en análisis.
Una semana de pedidos
La decisión de Glencore se conoció junto a otras solicitudes relevantes:
• Veladero (Barrick–Shandong Gold) pidió ingresar con un plan de Usd 400 millones para extender fases productivas en San Juan.
• Ganfeng Lithium, asociada con Lithium Argentina, inscribió los proyectos Pozuelos–Pastos Grandes, Pastos Grandes y Sal de la Puna en Salta por más de Usd 2.000 millones.
En el sector también empezó a circular una incógnita: si este aluvión de presentaciones, iniciado tras el anuncio de Vicuña, responde solo a los plazos de vencimiento o si existe, además, la percepción de que habrá una cantidad limitada de RIGI a otorgar.
El caso de Ganfeng expuso además las tensiones del esquema: su intento previo de incorporar al RIGI la ampliación del proyecto Mariana fue rechazado. La primera notificación que recibió la empresa llegó por la red social X, cuando el ministro Luis Caputo explicó públicamente que el pedido no cumplía con los requisitos del régimen.
En paralelo, McEwen Copper ya presentó Los Azules (US$ 2.672 millones), mientras que Vicuña anticipó que lo hará antes de fin de año, con una inversión que podría alcanzar hasta US$ 17.000 millones, aunque todavía no formalizó la solicitud.
Los vericuetos del régimen
El RIGI fue diseñado para simplificar y equiparar condiciones de inversión con las de otros países. Pero en la práctica, el proceso de adhesión está lejos de ser sencillo: requiere presentaciones técnicas y legales muy detalladas, con un nivel de documentación que ha generado trabajo extra para los equipos jurídicos de las empresas.
Esa burocracia privada —costosa y minuciosa— es hoy parte del filtro. Lo que se concibió como un marco de reglas claras para atraer capital terminó también convirtiéndose en un circuito complejo, donde cada presentación debe superar exigencias que condicionan el acceso a los beneficios.
El ingreso de Glencore incorpora dos proyectos de cobre de gran escala a la carrera por el RIGI. Para el Gobierno, cada anuncio suma aire político en la previa electoral, aunque el desafío es que esos proyectos pasen de la instancia de papeles a la de construcción real.
Por ahora, las solicitudes se acumulan más rápido que las aprobaciones. La carrera está en marcha, pero la meta todavía se ve lejos. Más allá del número anunciado, la incógnita sigue siendo la misma: ¿cuántos de estos proyectos se transformarán en obras reales?
Por ahora, lo que abunda son presentaciones. Las aprobaciones avanzan más lento. El RIGI suma titulares, pero todavía falta ver si suma minas.