Ricardo Martínez: Gualcamayo again, San Juan y Mendoza
Ricardo Martínez, titular de la Cámara Minera de San Juan (CMSJ) y director ejecutivo de Minas Argentinas SA, conversó con MDZ Online sobre los planes para reactivar Gualcamayo. Además opinó sobre lo que está pasando en la San Juan, Mendoza y en la Argnertina con la minería.
SOL DEVIA
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En el departamento de Jáchal, en la provincia de San Juan, a unos 1.700 metros sobre el nivel del mar y con uno de los proyectos más emblemáticos de la minería argentina de fondo, Ricardo Martínez titular de la Cámara Minera de San Juan (CMSJ) y director ejecutivo de Minas Argentinas SA, se tomó unos minutos en medio de una intensa actividad para charlar con MDZ Online y dar su palabra más que autorizada sobre algunas cuestiones.
Referente de la actividad, reconocido por ser el descubridor de Veladero en San Juan, hoy está al frente de los trabajos que se están realizando en Gualcamayo, una mina que estaba iniciando su proceso de cierre y que fue comprada por la compañía minera del Grupo Aisa para llevar adelante grandes proyectos que todavía se pueden aprovechar allí: por un lado, la de ampliación, refuncionalización y repotenciación de su actual sistema de lixiviación, en el cual ya están trabajando, y que les permitirá producir oro y plata de sectores que ya se consideraban agotados; y, por el otro, el desarrollo de Carbonatos Profundos (DPC por su siglas en inglés), que promete la producción de unas 120 mil onzas de oro anuales durante un período no menor a 17 años.
Ambos proyectos están incluidos en la inversión de US$ 1.000 que el Grupo Aisa presentó en el RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones), el cual está pendiente de aprobación. Justamente de estos temas, pero también su opinión sobre lo que sucede con la minería en Mendoza fue de lo que hablamos con Ricardo Martínez, entre otros temas.
-¿En qué estado está hoy Carbonatos Profundos?
-Estamos en los estudios de factibilidad técnico/económicos, que tiene básicamente la parte del cálculo de recursos, reestimación y redefinición del cálculo de recursos y reservas. Estamos haciendo dos informes por auditores internacionales que están definiendo los números concretos de las reservas y recursos que quedan pendientes.
Estamos construyendo una rampa, es decir, un túnel que nos va a permitir acceder a sectores más lógicos, más apropiados para la perforación geométricamente mejor dispuesta. Y esos datos nos van a dar también muestras para hacer ensayos de escala piloto, miles de kilos que van a ser testeados en el laboratorio. Eso nos va a dar un poco el diseño final de la planta, que tenemos muchas ideas bastante avanzadas, pero esas muestras nos van a dar el conocimiento final que nos hace falta para una estimación correcta del tamaño y todos los detalles técnicos de la planta de tratamiento.
-Siendo optimistas, ¿qué plazos ponen?
-En el 2025 y parte del 2026 trabajamos para obtener un estudio de factibilidad técnica más avanzado, más definitorio, y comenzar con el tema de permisos. Durante esa ejecución de los permisos se continúa estudiando el tema técnico/financiero y, si Dios quiere, poder comenzar construcción en 2027/2028 y poder poner en marcha el proyecto en el 2029.
-El RIGI es quizás el gran tema que hoy tiene Minas Argentinas para resolver sobre todo el tema del financiamiento y el avance de estas obras. ¿Cómo está hoy?
-Estamos en la etapa de consolidación de todas las consultas y respuestas que nos ha pedido el Gobierno Nacional, el Ministerio de Economía, a través de la Secretaría de Energía y Minería. Estamos muy atentos al desarrollo, esperemos el final de esa aprobación y que nos puedan dar el puntapié inicial para gestionar toda la adaptación administrativa que se necesita, los requisitos legales que se generan a partir de la aprobación. De todas maneras, Carbonatos Profundos es una parte de ese proyecto de RIGI, que obviamente se va a mover mucho más rápido y mucho más acompasadamente si tenemos el RIGI aprobado lo antes posible.
-¿Por qué creen que se ha demorado, siendo que la gestión de Javier Milei lo ha convertido en una de sus banderas para el ingreso de divisas?
-Ha habido distintos factores, entre ellos el factor argentino de que enero no se trabaja o se trabaja menos. Esperemos que haya sido ese fundamentalmente el tema de las demoras. Ha habido algunas preguntas que quizá involucran una falta de experiencia. Pero el Gobierno está en su primera etapa de gestión. Esto es nuevo, la reglamentación es nueva. Todo el mundo tiene mucho cuidado y mucho detalle en todo lo que está haciendo. Esperemos que sea para mejor y que sea bueno para todos.
-¿Qué diferencia encuentran entre esta propuesta del RIGI a lo que pasó en la década del ‘90 con la ley minera?
-Se parecen bastante. Esperemos que en esta vez el respeto de la institucionalidad y la seguridad jurídica sea más perenne, sea más largo en los plazos. Son proyectos que tienen mucha competencia internacional y podrían irse a otros lugares. Es importante el hecho de que la Argentina se ponga competitiva en su aspecto financiero, en otorgar seguridad jurídica y al otorgar algunos beneficios de orden financiero para inversiones que si no hubiese eso no vendrían. Es decir, no son impuestos que se pagarían sin el RIGI, son impuestos que vienen y se generan porque hay un RIGI.
Creo que ese es el concepto y las autoridades están siendo muy meticulosas en su análisis, quizás muy cuidadosas. También hay gente nueva en el gobierno y no tiene por qué tener la experiencia para avanzar más rápido. Esperemos que empiecen a aprobarse, hay varios proyectos esperando. Tenemos las mejores expectativas y roguemos que seamos el segundo o el tercero.
-¿Por qué esta decisión de retomar la actividad en Gualcamayo cuando la mina estaba a punto de cerrar o ya estaba en su proceso de cierre?
-Los que nos llamamos mineros tenemos el espíritu de la búsqueda. Y cuando se ven oportunidades que quizás otros no las pudieron esperar o no las pudieron encontrar o no tuvieron la suerte de encontrarlas, uno redobla el esfuerzo. En este caso es un esfuerzo combinado del sector técnico, de los que aportamos la posibilidad y de los que la hacen real, que son los inversores. Hoy por hoy son mucho más importantes en el mundo los inversores que los ideólogos, los que persiguen alguna causa difícil. Entonces creo que esto es la comunión de dos objetivos que espero se dé y que espero no se demore mucho más.
-Sobre los inversores (Grupo Aisa), ¿cómo toman los rumores o sospechas que se presentan sobre ellos?-En la industria extractiva se habla mucho de este tipo de actividades como si fuera fácil llegar, sacar e irse. Acá para sacar hay que poner la inversión mucho antes. El concepto mental que tiene el argentino de que las cosas se explotan y se dejan, en la minería no funciona. ¿Por qué? Porque son proyectos de larguísimo plazo donde hay que invertir por mucho tiempo y en la minería no hay dos cosechas al año como en la soja. Hay una cosecha muy larga, esperada, que se da una sola vez y hay que hacerla muy bien para que sea rentable.
Hay que volver al concepto de un país que perdió su cultura de trabajo minero hace muchos años, que la tuvo, pero que desapareció y hoy nos tenemos que parecer más a países que han avanzado mucho con la minería, caso Canadá, Australia, Chile o Perú y donde la minería ha podido comulgar con todas las otras actividades y nadie discute su actividad porque todas se integran entre sí. Creo que San Juan es un modelo de que se puede trabajar en conjunto, que se puede aprovechar el agua y hay modelos donde no se puede aprovechar porque hay una parte que no quiere. No mencionemos los ejemplos.
-Vamos a Mendoza. Ha habido muchos intentos de posicionar a la minería como una actividad fuerte en la matriz productiva que han fracasado. ¿Qué cree que puede llegar a ser diferente esta vez con los proyectos de exploración que se están dando en el Sur mendocino?
-Fundamentalmente es que la sociedad integre y no desintegre o destruya. Lo que pasó con la minería, y me tocó vivirlo porque fui gerente de las empresas que intentamos invertir seriamente en Mendoza en la década del 2000, antes de la ley 7722, y no hubo posibilidad ni siquiera de sentarse a conversar. Esta vez hay un ambiente de negocios, quizá por la necesidad que ha generado los problemas económicos del país. Hoy la minería se toma como una posibilidad, quizá porque Mendoza perdió mucho de su poderío petrolero. También ahora lo ve como una posibilidad extra. Y esperemos que así sea, que nazca en Malargüe, y que se prolongue a todos los lugares donde se pueda.
Algo concreto. El Valle de Uco no tiene ningún desarrollo minero y no creo que lo haya. Entonces no se tienen que preocupar los viñateros del Valle de Uco, porque no va a haber ahí minería. Donde pueda haber, en Malargüe o más al norte, se puede coordinar, se puede perfectamente trabajar en conjunto. Yo trabajé en una empresa americana que tuvo minas de oro con lixiviación en el Valle de Napa, uno de los mejores del mundo y el más importante en California y a la empresa le dieron un premio, el Sierra Club de California. Entonces se puede trabajar, lo que no hay que tener son preceptos o prejuicios. A los geólogos y a los mineros nos encanta el vino. Nos encantaría que a ellos, que les gusta el oro, que les gusta el cobre, porque lo utilizan, sean un poquito más blandos de cabeza y se pueda trabajar en conjunto.
-Pasó la feria de la Asociación de Prospectores y Desarrolladores de Canadá 2025 (PDAC o Prospectors and Developers Association of Canada), uno de los eventos más importantes en el rubro. ¿Por qué decidieron no ir?
-Estamos muy ocupados con Gualcamayo y estamos buscando permisos para seguir invirtiendo. No necesitamos inversores. Los inversores están. Necesitamos los permisos. Creo que ahí te contesté. Estamos mucho más ocupados en lo que nos toca acá que en buscar inversores que, gracias a Dios, los tenemos y son buenos.